Tras el acceso al ministerio de Justicia de Alberto Ruiz-Gallardón queda en Madrid el legado de lo que ha sido su gobierno a lo largo de los últimos 16 años. Destaca la ampliación del metro de la capital, las obras de la M-30 y los fracasos de los Juegos Olímpicos.
Gallardón, que empezó en la oposición en la Comunidad de Madrid y que supo lo que es la traición gracias al voto tránsfuga en la moción de censura contra Joaquín Leguina, ya es ministro.
Gracias a eso aprendió y una legislatura más tarde era el segundo presidente de su comunidad. Entonces tenía una obsesión: el metro. Comunicó Alcorcón, Leganés, Fuenlabrada y Móstoles. Con el tiempo llegó Metro Sur.
Pero no sólo por eso se labró una reputación. También aprobó una de las primeras regulaciones de parejas de hecho y promovió un informe en favor de las parejas homosexuales, según informa El Mundo.
Fue él el que adoptó el 'distrito único' sanitario en Madrid, para atender pacientes de otras regiones; el que impulsó las controvertidas aulas de enlace para inmigrantes y el que, ya en el Ayuntamiento, abrió un centro joven donde se dispensaba la pastilla del 'día después' a menores de 16 años. Luego, bajo presión, rectificó esta política. En las Barranquillas creció su 'narcosala' donde se dispensaban preservativos, jeringuillas y productos de higiene y atención médica a los drogodependientes para intentar evitar el contagio de enfermedades.
Más tarde se reputación política se forjó en torno a la M-30 pero chocó con el Gobierno regional. También rescató el viejo sueño de los Juegos Olímpicos pero hasta la fecha no lo ha conseguido. Las deudas millonarias que deja tras estas operaciones no le han pasado factura pues a alcanzado la cartera de Justicia. No obstante, será su sucesora, Ana Botella, la que tenga que enfrentarse con las cuentas del ahora ministro.
Entidades
Ana Botella tendrá que recortar