
Mariano Rubio (1931-1999), gobernador del Banco de España entre 1984 y 1992, fue un personaje relevante en la vida política y social de la época que ha pasado a la historia por dos motivos: en lo positivo, por haber promovido una regulación bancaria ejemplar que ha sido modelo internacional y nos ha preservado del desastre en la recesión de 2008 y, en lo negativo, el haber sido también partícipe de un proceso de corrupción económica que contaminó la última etapa del largo período de Felipe González al frente del Gobierno de la nación.
Miembro de la 'beautiful people' y sorprendido en falta, fue cabeza de turco de los socialistas y el sistema cayó sobre él en prueba de ejemplaridad.
Mariano Rubio, economista, participó en la lucha antifranquista durante sus años universitarios. Miembro de la Asociación Socialista Universitaria (ASU) durante su época de estudiante, fue detenido y encarcelado por sus actividades antifranquistas. Luego marchó a París, en donde permaneció como funcionario de la OCDE.
Volvió a España para hacerse cargo de la dirección del gabinete de Política Económica del Ministerio de Hacienda, y en 1965 fue nombrado subdirector del Servicio de Estudios del Banco de España en la etapa de Mariano Navarro Rubio como gobernador. Más tarde estuvo en el equipo del ministro de Hacienda Monreal y trabajó asimismo un tiempo en el sector privado.
Al comienzo de la Transición, de la mano de Francisco Fernández Ordóñez -se incorporó al partido Socialdemócrata, después diluido en la UCD-, fue nombrado en 1977 subgobernador del Banco de España, cargo que ocupó hasta 1982, en que alcanzó el cargo de gobernador, sucediendo a José Ramón Álvarez Rendueles.
Durante su período al frente del Banco de España, tuvo que afrontar una gravísima crisis del sector cuya polémica aún colea, sobre si la resolvió con maestría, impulsando un gran proceso de concentración bancaria y promulgando una normativa que aseguraba la solvencia de las instituciones.
Caso Ibercorp
Pero Rubio, muy mundano, se desmandó en la administración de su patrimonio. Tras unas informaciones reveladas por el diario 'El Mundo' en 1992, en las que se denunciaba su implicación en un delito de fraude a Hacienda en el que estaban implicados personajes de la alta sociedad de este país (el 'Caso Ibercorp'), dimitió de su cargo.
Una segunda causa en la que se vio implicado fue la conocida como "Caso Mariano": se le acusó de haber mantenido una cuenta opaca para el fisco, con unos 180.000 euros y bajo un nombre en clave; cuenta que habría sido gestionada por Manuel de la Concha, implicado principal en el Caso Ibercorp.
El 5 de mayo de 1996, Mariano Rubio ingresaba en prisión de forma humillante, a petición del fiscal jefe de Madrid don Mariano Fernández Bermejo, después ministro de Zapatero, de la que saldría bajo fianza en pocos días.
Paradojas de la vida
Pero la historia da muchas vueltas y algunos de los principales acusadores en aquella secuencia salieron trasquilados años después por parecidas aventuras financieras. En 1994, Juan Pedro Hernández Moltó era el portavoz socialista en la Comisión de Economía del Congreso y el 15 de abril de aquel año, comparecía en la comisión el ex gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, para responder a un duro interrogatorio de sus señorías.
Aquel día, el inquisidor más duro fue Hernández-Moltó, quien sería después presidente de la Caja Castilla-La Mancha. El interrogatorio fue tremendo y el diputado socialista, tras pronunciar la famosa frase: "¡míreme a la cara señor Rubio, míreme a la cara!", afeó a su antagonista que cuando estalló el caso Ibercorp, en 1992, el PSOE le había respaldado; incluso Felipe González había llegado a asegurar que ponía la mano en el fuego por el entonces máximo responsable del Banco España.
El espíritu de Mariano Rubio
El 29 de marzo de 2009, casi quince años después, el espíritu de Mariano Rubio, allá donde esté, debió esbozar una sonrisa perversa al conocer la decisión del Banco de España de intervenir la caja castellano manchega de Hernández Moltó, quien fue destituido fulminantemente de su presidencia y se convirtió en el primer cadáver de la última crisis financiera en España.
Mariano Rubio, casado con la novelista Carmen Posadas, nunca se rehízo de aquellos acontecimientos, en los que su indudable ligereza se alió con la mala suerte, que le convirtió en chivo expiatorio de toda una casta social. Aislado socialmente, murió a los 67 años de un cáncer de colon.