Logroño, 26 ago (EFE).- Los restos de los dos guardias civiles asesinados ayer en un atentado en Afganistán viajan ya hacia sus localidades natales, tras el funeral celebrado hoy en la sede de la Unidad de Acción Rural de Logroño en la que estaban destinados, ceremonia que han presidido los Príncipes de Asturias.
El capitán José María Galera, de 33 años, natural de Tarazona de la Mancha (Albacete), y el alférez Abraham Leoncio Bravo, de la misma edad, de Vimianzo (A Coruña), murieron ayer en un atentado, junto al intérprete iraní nacionalizado español Ataollah Taefy Kalili, que residía en Cuarte de Huerva (Zaragoza).
A la ceremonia, concelebrada por el arzobispo castrense, Juan del Río, y el obispo de la diócesis riojana, Juan José Omella, han asistido los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y Defensa, Carme Chacón.
También estaban presentes los presidentes de La Rioja, Pedro Sanz; de Castilla y León, Juan Vicente Herrera; la portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría; el jefe del Estado Mayor de la Defensa, José Julio Rodríguez, y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Francisco Javier Fernández, entre otras autoridades.
Los féretros han llegado al acuartelamiento pasadas las 20:15 horas, con considerable retraso sobre el horario previsto, y han sido trasladados a hombros de sus compañeros hasta el recinto donde se ha instalado la capilla ardiente, a la que solamente han podido acceder los familiares de los fallecidos.
Procedían de la base militar de Torrejón de Ardoz (Madrid), adonde han llegado esta mañana desde Afganistán en un avión de las Fuerzas Armadas y donde han sido recibidos por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del PP, Mariano Rajoy, entre otras autoridades.
Zapatero y Rajoy han aprovechado el encuentro para analizar la situación de las tropas en Afganistán.
Tras serles practicadas las autopsias, los féretros con los dos guardias civiles han sido trasladados a Logroño y el del intérprete iraní, nacionalizado español hace 33 años, a Cuarte de Huerva (Zaragoza) donde residía y donde mañana se le despedirá con una ceremonia bahá'í, religión que profesaba.
Antes de comenzar el funeral, los Príncipes han dado su pésame a los familiares de los fallecidos, que han sido condecorados con la medalla de Oro al Mérito de la Guardia Civil y la medalla del Mérito Militar con distintivo rojo, que Don Felipe ha prendido de las banderas que cubrían los féretros.
La Princesa Letizia, madrina de la agrupación a la que pertenecían los fallecidos y a la que entregó una bandera española con motivo del XXV aniversario de su creación, ha estado especialmente cariñosa con los familiares, a quienes ha abrazado e intentado consolar.
También Don Felipe ha saludado afectuosamente a familiares de los guardias fallecidos, a los que ha dirigido palabras de consuelo en un ambiente de profunda tristeza. Muchos de los presentes no podían contener las lágrimas.
El arzobispo castrense, en su homilía, ha exclamado "¡Qué difícil es encontrarle sentido a estos acontecimientos!", y ha asegurado que este acto terrorista "ofende a Dios, repugna la razón, degrada la dignidad humana y enfrenta a los pueblos".
El sacerdote también elogiado la labor de los guardias civiles fallecidos, a quienes ha calificado de "valientes" y de "servidores de nuestra propia seguridad y la del Estado: buscaron la paz y encontraron la guerra; lucharon por la libertad y fueron víctimas de los tiranos, enseñaban a otros y les pagaron con la muerte".
"Pero sus nombres -ha subrayado- quedarán grabados en los corazones de sus familias, de sus compañeros y de todos los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado español".
Tras el acto religioso, se ha tributado un homenaje militar a los guardias civiles fallecidos en acto de servicio y se ha entonado el himno de la Guardia Civil.