La crisis que vive el astillero La Naval de Sestao ha provocado una situación rocambolesca, como el hecho de que uno de los armadores que tienen contratada la construcción de un buque cablero tratase en la noche del miércoles 'robar' el barco. Al parecer el armador holandés belga Tideway quería evitar que la presentación formal del concurso de acreedores del astillero –que está anunciada para antes del siete de octubre- deje totalmente paralizado el buque que contrató y que ya lleva muchos meses de retraso en su entrega.
El buque en cuestión es un barco cablero 'offshore multipropósito', bautizado como Living Stone, que está construyendo para la compañía holandesa Tideway, filial del grupo Deme. La contratación del buque se firmó en enero de 2015 y su entrega estaba prevista para el primer semestre de 2017. Pero a día de hoy el buque dista mucho de encontrase en su fase final de construcción.
Al parecer seis personas accedieron a los muelles de La Naval de Sestao la noche del miércoles con la intención de llevarse el buque y empezaron a soltar todos los cabos que le unían a las dársenas del astillero. El buque aún no tiene instalados los sistemas de propulsión, por lo que para moverlo era necesaria la utlización de remolcadores.
Al parecer, según confirmó el director de Operaciones del Puerto de Bilbao, Luis Gaviola, el miércoles llegaron al puerto dos remolcadores procedentes de Holanda, que pidieron autorización para entrar en aguas portuarias. Obtuvieron la autorización, pero también se les advirtió que no podían operar ni remolcar embarcación alguna porque esas labores corresponden legalmente a la flota de remolcadores del Puerto.
El intento de robo del barco fue descubierto por los vigilantes del astillero, que llamaron a la Ertzaintza, que impidió que continuasen e indentificó a los sospechosos.
Al parecer, Construcciones Navales del Norte ha interpuesto una denuncia contra el grupo Deme por el supuesto intento de robo del buque por parte de su personal.
Perjuicios para los armadores
Construcciones Navales del Norte (CNN) está en preconcurso de acreedores y presentará formalmente el concurso en los próximos días, antes del siete de octubre, tal y como aprobó en su junta de accionistas de finales de agosto. El astillero arrastra un pasivo de unos 150 millones, entre perdidas de años anteriores, dotaciones extraordinarias por penalizaciones por los retrasos con los armadores y endeudamiento bancario.
Desde principios del verano el astillero está casi totalmente paralizado y ya está en trámite un ERE sobre la mayor parte de la compañía.
La preocupación de los armadores que tienen contratos con La Naval, además del holandés Tideway, también están el holandés Van Doord y el español Balearia, es que los buques quedarán ya totalmente paralizados, hasta que se resuelva el concurso y se pueda adjudicar el astillero a un posible inversor, si es que aparece durante la tramitación judicial.
Este bloqueo de los buques se une al hecho de que un astillero en concurso y sin liquidez en sus cuentas complica enormemente la situación a los armadores que le han contratado: no pueden cobrar las penalizaciones por los retrasos de los buques y tampoco pueden recoger los barcos y terminar su construcción en otros astilleros. Esto hace que los armadores se encuentren en un callejón sin salida, ya que además ellos tendrán que hacer frente a los perjuicios que puedan causar a sus clientes, ya que en el sector naval no se suele encargar la construcción de un barco si no hay antes un contrato para su destino final.
La Naval y Tideway firmaron el contrato para la construcción de este buque, de 20.000 CGT, en enero de 2015 y su entrega en la primera mitad de 2017.