País Vasco

Itasa, tecnología desde papel siliconado para tiritas, hasta para aviones

  • Desde 2012 ha crecido un 40% en facturación
  • Para 2018 prevé aumentar otro 30%

Esta empresa familiar guipuzcoana figura entre los líderes europeos de su sector y aspira a elevarse en la liga de los mundiales. Acaba de adquirir una planta en Malasia y proyecta otra fábrica en México. Más información en Revista Digital País Vasco. 

L a historia de la compañía Industrias de Transformación de Andoain SA (Itasa) de es esas que sorprenden al comprobar que esta pyme de poco más 140 trabajadores ha sido capaz de innovar, diversificar e internacionalizarse, colocándose entre los tres principales fabricantes europeos de 'papel siliconado' y que además aspira a elevarse entre los cinco principales del mundo.

Para ello acaba de adquirir una empresa en Malasia, Akronn, que le permite poner un pie en el centro de Asia y además diversificar su producción hacia el 'film siliconado', con lo que completar su cartera de productos para sus clientes nuevos y tradicionales. La estrategia de Itasa le ha permitido incrementar su facturación un 40 por ciento desde 2012 y pretende crecer otro 30 por ciento con el horizonte 2018, hasta colocarse en valores próximos a los 90 millones de euros.

Itasa no fabrica papel, lo compra hecho, su especialidad es transformarlo en papel siliconado. Ellos realizan el tratamiento que convierte al papel en las láminas suaves, antiadherentes, que se retiran de las etiquetas, pegatinas, material higiénico, etc. Este tipo de producto a simple vista parece que no debiera tener gran complicación, pero se cambia de opinión cuando Olivier Lavaud, director general de Itasa, explica que una parte significativa de la producción de la compañía tiene por destino procesos de fabricación industriales de alta tecnología, como los composites para aviones. Más concretamente tienen como cliente a un importante proveedor de Airbus, que produce fibra de carbono, composites, para el nuevo modelo de avión A-350 (un avión que gracias a los nuevos materiales mucho más ligero y consume menos combustible) . Para la producción de esa fibra son necesarios papeles siliconados de gran calidad, como explica Lavaud 'nuestro papel tiene que desprenderse totalmente, sin dejar rastros. El cliente requiere una gran fiabilidad'. Otros sectores industriales a los que van dirigidos sus papeles siliconados son los de componentes de automoción, energía solar, aislamientos térmicos, sector médico, impresión, etc.

Exportación e internacionalización

La historia de esta compañía se remonta a 1974, años que también fueron difíciles, en las que muchos profesionales que vieron cerrar industrias relevantes, tomaron la iniciativa de crear su propio negocio. En la actualidad Itasa sigue en manos de las familias fundadoras, Pagola y Arocena, habiendo procedido ya a realizar el relevo a la segunda generación.

A pesar de que Itasa es una pyme familiar 'es una compañía muy internacionalizada, exportamos el 85 por ciento de nuestra producción', destaca su director general, profesional que acaba de acceder al máximo puesto de gestión de la compañía después de llevar más de cuatro años como director comercial.

Además ha iniciado un proceso de implantación exterior, para fortalecer su crecimiento y acercar la producción a sus clientes. Lavaud explica las previsiones sectoriales mundiales del mercado del papel siliconado apuntan a que crecerá un cinco por ciento de media anual, pero esa tasa en Asia sube hasta el ocho por ciento, motivo más que justificado para instalarse en el área económica que más va a crecer. 'Teníamos muchos clientes que nos veían sólo como actores europeos y para muchos de nuestros clientes tener cercanía con los proveedores les aporta mucho valor', complementa Lavaud. Así con la compra de Akronn, ubicada en la localidad de Nilai, próxima a Kuala Lumpur (Malasia) acceden a este área geográfica y además complementa su gama de productos con otra tecnología en la que es especialista la firma malasia: el film siliconado.

Itasa proyecta potenciar su presencia en América, en México con una planta productiva propia. En la actualidad están presentes en este país a través de la filial Itamar, una empresa mixta (joint venture) con un socio local, que no es netamente productiva, sino de transformación final, ya que recibe el papel siliconado fabricado en Andoain y lo somete a impresión y corte, con destino al mercado de productos higiénicos. Los planes de la compañía guipuzcoana pasan por disponer a medio plazo de una planta productiva propia en México para atender más cerca al mercado NAFTA.

Inversión intensiva y diversificación

Desde 2010 Itasa es la empresa europea de su sector de actividad que más ha invertido en Europa, cerca de 30 millones, dentro de una estrategia continuada de equiparse de las última tecnologías maquinaria de fabricación. Dada la especificidad de su sector, la maquinaria, cada equipo productivo, exige a Itasa el desembolso de fuertes inversiones, con cifras que oscilan entre los cinco y los diez millones de euros.

Esta estrategia inversora se ha visto recompensada por buenos resultados económicos y, a su vez, de creación de empleo en la planta de Andoain. En 2012 la compañía facturó casi 50 millones, para cerrar el ejercicio 2015 con 60 millones y la previsión es alcanzar los 70 millones en 2016. El objetivo que se han fijado para 2018 es colocarse próximo a los 90 millones, lo que implica crecer un 30 por ciento más.

Además, la firma dispone de su propio laboratorio y control de calidad que le permite ofrecer una gran fiabilidad y flexibilidad productiva. Otro factor del ADN de Itasa es la diversificación constante. Diversifica en clientes, en sectores productivos a los que destinar sus productos y a áreas geográficas, ya que al exportar el 85 por ciento de su producción. 'Cuando un sector o área económica están bajos, lo compensamos con los otros', recalca Lavaud.

Itasa quiere dar otro paso más introducirse con más intensidad en los sectores industriales de alto valor añadido, esos en que por sus características y exigencias tecnológicas conllevan barreras de entrada. Un ejemplo muy claro es la Aeronáutica. Lavaud explica que 'desde el día cero, aquel día en el que hablas por primera vez en serio con el cliente, hasta que ejecutas el primer pedido pueden pasar más de tres años. Son sectores que requiere una altísima especialización y fiabilidad, además de trabajar muy estrechamente con el cliente'.

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