Hemos evolucionado poco en profundidad en lo que debe ser una fábrica desde hace 100 años; asumimos una serie de conceptos que parecen inmutables: 'La planta es, sobretodo, un lugar para fabricar productos de manera muy eficiente', 'El conocimiento tecnológico se confina en pocas personas que con él dictan reglas empíricas', 'El nivel de conocimiento tecnológico es el práctico estrictamente necesario'. 'No es preciso que sea mucho más profundo', 'Es imposible cero defectos a la primera de forma sostenida (3 o 4 Sigma es lo estándar), y por ello?'La fiabilidad de producto debe garantizarse primordialmente en el diseño, para hacerla insensible a la calidad con la que se fabrica', 'Es imposible 100% de calidad en servicio y, por lo tanto, la agilidad en los flujos se conforma con reducciones de tiempos de set-up del 50%, cuando lo que se necesita es más del 95%', '¿Disfrutar y divertirse en la fábrica? Unos pocos y con mucha suerte', 'El VAT en los productos es una protección estable contra los low cost countries (pero cuando tenían menos ciencia y tecnología que nosotros?)'.
Por otra parte, la sociedad evoluciona, sobretodo se convierte en más tecnológica y cómoda, y nos pasamos el 30% de nuestra vida activa en el trabajo. Por lo tanto, parece claro que una fábrica no puede ser una cueva insalubre e inconfortable para nadie. No puede ser una desgana ir a trabajar todos los días porque es monótono y desagradable.
Cuando pensamos en una fábrica habitable, pensamos primero en su física. Desde luego hay hábitats insoportables y con ellos es imposible provocar cambios de alcance en el comportamiento de las personas. En estos casos, los elementos que hacen a la planta desagradable y no saludable deben erradicarse cueste lo que cueste para evolucionar; condición necesaria pero no suficiente, pues solamente puede cubrir el lado de 'comodidad'. Pero aun así, cuando haces una fábrica nueva tienes la oportunidad de cambiar mucho más, y debemos aprovecharlo sin dudar. Esto supondrá más inversión, pero crea futuro.
La sociedad es más tecnológica y esto hay que aprovecharlo. La manera de hacerlo es distribuyendo la inteligencia tecnológica en productos, procesos y TICs hasta el operario, y convirtiéndolo en un ingeniero en su entorno, líder de las mejoras que en él se planteen.
Esta parte de inteligencia tecnológica es el alma del cambio, el verdadero motor de la fábrica del futuro. La forma de lograrlo la hemos definido en una metodología, tecnoiplant, acorde con el estándar 4.0 alemán, pero que va más allá en el concepto de inteligencia humana distribuida, y no únicamente robótica avanzada.
El conjunto de 'fábrica humana, habitable y tecnológica' se materializa en una idea novedosa: la 'fábrica-Lab'. Su potencia es muy grande para dinamizar la industria y hacerla divertida y sostenible a todos los niveles. En el concepto tradicional 'lo importante es fabricar hoy productos de alto valor añadido con calidad y servicio 100%, y lo demás se acopla'. Pero esto es poco dinámico e implica algo de miedo porque implica que 'crecemos rentablemente o desaparecemos'. Cierto, pero el miedo no es algo muy motivador. Mejor sería ponernos una misión dual. 'Lo URGENTE es fabricar hoy productos de alto valor añadido tecnológico, durables, con calidad y servicio 100%, pero lo IMPORTANTE es que esto sirva para investigar y experimentar y hacerlo mucho mejor en el futuro'.
Algo asi parece más positivo para dinamizar la innovación en productos y procesos y la inteligencia tecnológica. No podemos fabricar de forma eficiente y sostenible cosas cada vez más sofisticadas (sea una aeronave o una botella de agua) sin inteligencia tecnológi-ca en el propio operario.
El efecto económico de todo esto se notará en una evolución sostenida a largo plazo del ROI = margen * rotación.
En el margen = beneficio/ventas, la mayor influencia será la de innovación en el producto, funcionalidad, sencillez y vida, que permitirán vender un poco más caro que la competencia.
En la rotación = ventas/activos, la mayor influencia será en cómo de diferente fabricamos con calidad 6Sigma en el proceso, polivalencia, flexibilidad y ecología extremas y la auto-matización que pueda ser compatible con ellas; y seguro que un 100% no lo es.
Sea una fábrica existente (más limitada con los cambios físicos), o una nueva (que tiene una oportunidad única para construirse de una forma determinada), las posibilidades de hacerla habitable, tecnológica y, por tanto, humana, deben aprovecharse a la mayor bre-vedad. Nuestra industria necesita cambios decisivos para competir con países que, además de mano de obra que será más barata durante mucho tiempo, tienen más ciencia y tecnología que nosotros. Si queremos tener futuro, el cambio debe producirse desde cada fábrica. Nadie lo hará por nosotros.
Javier Borda Elejabarrieta, presidente de Sisteplant