El Gobierno vasco quiere mantener una especie de acción de oro en la venta de Euskaltel. Es decir, que no saldrá por completo del capital de Euskaltel, mantendrá una participación inferior al 5 por ciento, pero a través de la misma quiere tener la posibilidad de tutela en materia de identidad, anclaje vasco y decisiones estratégicas.
Esta estrategia accionarial sería similar a la que se hizo en la privatización de Naturgas.
Con vistas a la incipiente venta de la compañía de telecomunicaciones, en que se dará entrada a un nuevo socio, el Ejecutivo aporta a Euskaltel con una ampliación de capital, la red troncal que ahora está alquilada, valorada en 68 millones. De esta forma, con vistas a la venta el peso del Gobierno vasco en Euskaltel se eleva a cerca de un 23 por ciento y la de Kutxabank se diluye hasta el 56.
Para el precio, la base de negociación es el Ebitda (beneficio bruto antes de amortizaciones) por cinco, menos deuda.