La compañía alavesa Esmaltaciones San Ignacio, dedicada a la fabricación menaje de cocina, tramita su cierre tras arrastrar una profunda crisis durante los últimos cinco años. Su plantilla actual ronda las 90 personas, lejos de los 270 trabajadores con los que contaba en 2005 cuando realizó su última gran inversión.
La dirección de la compañía ha iniciado en los juzgados la tramitación de su liquidación y los trabajadores se encontraron la empresa cuando pretendían incorporarse a sus puestos de trabajo tras las vacaciones estivales. La empresa lleva aplicando sucesivos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE), el último de ellos vigente hasta finales de este año.
El cierre de Esmaltaciones San Ignacio se produce poco después de que otra gran empresa ubicada en Vitoria, la coreana Daewoo Electronics SA (Demesa), anunciara también su cierre y el despido de sus 147 trabajadores. Esmaltaciones está integrada en el grupo IEG, que en los últimos años ha cerrado otras filiales, como por ejemplo en La Rioja.
Inversión y recalificación
El devenir de Esmaltaciones San Ignacio está muy vinculada con la gran inversión que la compañía realizó en 2005, con el fin de modernizar sus instalaciones y que supuso una inversión de 23 millones de euros. En dicho año, la empresa trasladó sus instalaciones productivas desde su emplazamiento en Olárizu, hasta el polígono industrial de Jundiz (Vitoria). La operación se sustentó en una operación urbanística de recalificación de los terrenos liberados para la construcción de 904 viviendas.
La promoción urbanística la iba a ejecutar el grupo alavés Urvasco, pero se complicó primero con las demoras de la labores de descontaminación de los terrenos y después con la llegada de la crisis inmobiliaria.
La inversión en la nueva planta pretendía aumentar la capacidad de producción de la firma y reducir sus costes, debido a la gran competencia de precios de los productos fabricados en Asia. Además, esta operación implicaba una reducción de plantilla desde los 330 trabajadores hasta los 270.
Sin embargo, la compañía no logró sus planes y en 2007 se vio obligada a presentar concurso de acreedores al no poder hacer frente a sus pagos. Desde entonces se han sucedido aplazamientos de pagos, reducciones de plantilla, etc, que no han logrado paliar la situación de la empresa que ahora ha decidido tramitar judicialmente su cierre. Su plantilla ronda las 90 personas, que tienen pendientes de cobrar parte de sus sueldos.