Nada puede con el metal más precioso. Este miércoles, y pese a las últimas caídas, se anotará su octavo año consecutivo de ganancias, cerrando en Nueva York alrededor de los 884,30 dólares y tras una año con una ganancia del 5,5% respecto al cierre de 833,20 dólares en 2007.
2008 ha sido un año trepidante para el oro, que ha sido el único metal que ha conocido ganancias en el annus horribilis de la economía global y una de las pocas materias primas que ha conseguido revalorizarse.
El oro, que cerrará el año en torno a los 884,30 dólares la onza en Nueva York, está viviendo un momento dorado pese a su retroceso desde sus máximos históricos conseguidos el pasado mes de marzo de 1.030, 80 dólares.
El posterior recorte que ha ido sufriendo a lo largo del año es debido a una combinación entre un dólar fuerte, la recogida de beneficios por parte de los inversores, el fuerte desplome de los precios del crudo y la necesidad de cubrir con dinero en efectivo las pérdidas en renta variable de múltiples actores del mercado.
2009, ¿nuevo año de ganancias?
Sin embargo, el oro consiguió rebotar desde los 680 dólares de octubre hasta sus cifras actuales y los analistas son extremadamente optimistas respecto a 2009: "Hay muchas posibilidades, si su precio se estabiliza en el entorno de los 800 dólares la onza, de buscar de nuevo los 1.000 que suponen su registro histórico".
A diferencia del oro, no sólo otras materias primas, sino también los metales preciosos -enormemente dependientes de la demanda del sector industrial- han cerrado un año aciago, especialmente para el platino.
Dicho metal, que cerró 2007 en 1.520 dólares la onza, ha visto desplomarse su precio hasta el entorno de los 910 dólares y, según los analistas, 2009 será un año aún peor, debido a que más de la mitad de la demanda de dicho metal precioso procede del sector automovilístico, atrozmente golpeado por la crisis actual.
