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El teletrabajo puede generar una auténtica 'revolución verde'

  • La caída de los desplazamientos, principalmente a los lugares de trabajo, ha contribuido significativamente a la reducción de gases contaminantes

Más de un 85% de las empresas españolas afirma estar trabajando en alguno de los ámbitos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que marca Naciones Unidas, según el informe Contribución de las empresas españolas a la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030: una consulta integral, editado por la Red Española del Pacto Mundial en colaboración con la Secretaría de Estado para la Agenda 2030. En este sentido, los ámbitos en los que más trabajan las empresas son el ODS 5, Igualdad de género, el ODS 3, Salud y bienestar y el ODS 13, Acción por el clima.

Precisamente, éste último se ha visto enormemente favorecido por la necesidad de tener a millones de personas en todo el mundo trabajando en remoto. Y es que las restricciones causadas por la pandemia del coronavirus han mostrado al teletrabajo como un gran aliado en la lucha contra el cambio climático. La caída de los desplazamientos, principalmente a los lugares de trabajo, ha contribuido significativamente a la reducción de gases contaminantes. "El principal y más significativo beneficio ambiental de otras formas de trabajo flexible y el teletrabajo es la reducción de la huella de carbono y de la contaminación presente en el aire", señalan desde Ecoembes.

De hecho, según estimaciones de la Fundación Másfamilia, en una ciudad como Barcelona si un 40% de la población trabajase en remoto dos días a la semana, se produciría una caída de las emisiones de CO2 de 332.000 toneladas al año. En el caso de España, como explican en su Libro Blanco del Teletrabajo, "podríamos hablar de un impacto entre 9 y 10 veces superior aplicando un efecto proporcional de población laboral y total, alcanzando una reducción de aproximadamente 3 millones de toneladas de CO2 al año que, para contextualizar, resultan ser prácticamente las emisiones de toda la industria del metal (3,8 millones de toneladas de CO2 en 2016) o más de la tercera parte del total de las emisiones del sector refino en nuestro país".

Además del desplazamiento de los empleados, desde Ecoembes recuerdan que también se ha observado que el incremento del uso de las tecnologías asociado al trabajo remoto provoca asimismo un descenso en los viajes de empresa, de forma que el efecto de esta medida trasciende más allá de los desplazamientos de los empleados entre su hogar y el lugar de trabajo. Los viajes de empresa implican medios de transporte, como el avión, que tienen emisiones significativamente superiores a las de los medios de transporte usados para acudir a los centros de trabajo.

Además del impacto más obvio del teletrabajo, existen otros hábitos que pueden verse beneficiados y, por ende, rebajar nuestra huella contaminante. Es el caso del consumo de recursos. Si bien la reducción en el uso de la energía o el combustible en los edificios de oficinas gracias al teletrabajo puede traducirse en un mayor consumo en los hogares, hay estudios que sugieren que en los centros laborales no hay incentivos para el ahorro debido a que, por ejemplo, la factura de la luz no es responsabilidad del trabajador. Sin embargo, al trabajar en sus domicilios los empleados son más cuidadosos, aplicando las mismas premisas de ahorro que emplean habitualmente.

Asimismo, con el incremento del uso de las tecnologías se reduce el consumo de papel y se genera menos residuo. Por otro lado, "el consumo de productos envasados en formato más pequeño para uso fuera del hogar se ve reducido con el trabajo a distancia, con la consiguiente reducción de residuos de materiales de envases ligeros", recoge el Libro Blanco del Teletrabajo.

Conocer más de cerca el teletrabajo y cómo se pueden adaptar los autónomos y empresas, es unas las temáticas que aborda "Ahora más cerca", un espacio creado por Orange para dar a conocer testimonios reales de autónomos y pymes a través de entrevistas realizadas por el periodista Javier Ruiz, en las que explican cómo se han adaptado a estos nuevos tiempos. Además, el propio Javier Ruiz hace un análisis en profundidad de cada tema, señalando las oportunidades que existen. Un contenido muy interesante para todos los que busquen sacarle el máximo partido a su negocio y quieran aprender a manejarse en esta nueva situación generada por la crisis del Covid.

Un valor diferencial

En este contexto, los informes económicos ya no van a ser suficientes para poder identificar el valor económico de una organización. La creciente preocupación por el daño que el ser humano está ocasionando al planeta, está provocando que la sostenibilidad ya sea considerada como un pilar fundamental por consumidores, inversores y diferentes organismos. De hecho, según un estudio del Instituto de Investigación de Capgemini, la sostenibilidad tiene ahora un mayor peso en la agenda de los clientes: el 79% de los consumidores está cambiando sus preferencias de compra basándose en criterios de responsabilidad social, inclusividad o impacto medioambiental.

A este respecto, las empresas del sector minorista y de bienes de consumo conocen también los beneficios que la sostenibilidad proporciona en sus relaciones con los clientes, ya que el 77% indica que la sostenibilidad aumenta la fidelidad del cliente, y el 63% que incrementa los beneficios generados por la marca.

Tanto se valora este aspecto, que hoy en día muchas entidades bancarias no financian proyectos contaminantes. El Banco Central Europeo ya anunció que bonificará a las entidades que concedan financiación a operaciones orientadas hacia la transición a una economía menos intensiva en carbono. Por tanto, las compañías que apuesten por la sostenibilidad van a tener una ventaja competitiva, mejor riesgo reputacional y clientes más leales y satisfechos.

Más allá del peso de la sostenibilidad como factor de peso en los consumidores y en la reputación de la marca, hay que resaltar que el cambio climático juega en contra de las empresas, por lo que son una de las principales interesadas en promover un cambio. A tenor de un informe del Foro Económico Mundial, la generación de valor económico de 44 billones de dólares -más de la mitad del PIB total del mundo- depende moderada o altamente de la naturaleza y sus servicios. Una firma de bebidas, por ejemplo, podría quedarse sin acceso a agua debido a la escasez de este recurso, mientras que, una carpintería, dejaría de recibir madera porque la tierra ya no puede producir más materia prima. Un probable futuro que aún es posible revertir.

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