
Llevamos dos años con la taladradora atizando todos los días que si la inteligencia artificial es capaz de hablar como una persona (ChatGPT), que si es capaz de generar imágenes simulando ser artistas de renombre (Midjourney), que si puede realizar vídeos de impresión (Runaway) o debates acaloradísimos de si es capaz de pensar o no.
Y ahora, siguiendo uno de esos famosos gráficos de evolución, le toca el momento de que sea una burbuja y estalle. Un bluff, un fail, un epic facil, no gusta, no funciona, caput, fuera, out.
¿Realmente no funciona? Todos estos ejemplos son realidades y en las últimas semanas internet se ha colmado de imágenes del Studio Ghibli realizadas por la última actualización de ChatGPT y su generación de imágenes. ¿Por qué esas voces tronando sobre esa burbuja de la IA? Porque no está penetrando dentro de las empresas. Y, entonces la pregunta ¿No será pues incapacidad?
Como recitara Hamlet: "Ser o no ser hete aquí la cuestión". Pero la cuestión no es si es una burbuja o no. Que no hace falta hacer un spoiler y vemos que no lo es. Sino que la pregunta es si somos capaces de sacarle rendimiento dentro de nuestra organización.
Sí, suena dura, pero es así. Si miramos el ejemplo de Jianwei Xun el supuesto autor de la teoría hipnocracia que ha sido creado por un ensayista y dos plataformas de IA a través de inteligencia artificial, no es que la tecnología sea capaz, es que algunos no saben utilizarla correctamente.
La mayoría de las organizaciones se sienten atenazadas y no logran el impacto deseado. Primero, ¿quién identifica los casos de uso donde aplicar la IA? Segundo ¿quién predica con el ejemplo y los aplica en su día a día? Y tercero ¿quién se arriesga exponiendo los datos de la empresa a esa multitud de alimañas que pueblan la selva de internet?
Está claro, el problema es el desconocimiento. A esto le sumamos la reacción en contra de la mayoría de los seres humanos al cambio y se obtiene el coctel perfecto para pedir en la barra acostumbrada: "Perdona me pones una burbuja de IA con doble de pimienta y un poco de tabasco."
Y entonces, ¿Qué? ¿Nos cruzamos de brazo y dejamos que otros la logren usar?
Antes de continuar conviene comenzar por evitar ser negacionista. La IA sirve y funciona, pero no es una varita mágica que funciona sola y que funciona siempre. Hay que formarse un poco en ella y/o asesorarse por personas y empresas que la conozcan de verdad.
No sirve hablar en general, "La IA es una revolución que cambiará todo." No, conviene hablar de un caso concreto: "Va a cambiar la IA la forma de hacer estimaciones de proyectos de software". Es con ésta con la que nos quedamos en LedaMC. Clara, concisa, y sin lugar a dudas para nadie.
Hay que pensar que trabajamos con personas. No sirve querer cambiarlas. Cómo dice el dicho "Como no pude vencer a mi enemigo me uní a él". No es tan radical, pero hagamos caso a la recomendación de Gartner para este año: las aplicaciones inteligentes ayudan a que la gente use la IA sin prácticamente saber que la usan. No tienen que manejar ni prompts ni otras técnicas si no quieren/pueden, pero sí reciben los beneficios de usarlas.
Implementado en Quanter la mejora de requisitos y la estimación de coste a través de IA de forma transparente para el usuario solo hay que pulsar un botón y validar el resultado. Siendo tan fácil nadie se puede negar.
La Inteligencia artificial es una herramienta potente, no es flor de un día. La obligación de las empresas es aprovechar dentro de todos los ámbitos posibles, tanto en sus actividades core, como en esas actividades no core, pero todas las empresas tenemos que realizarlo.
Pero, para ello, debemos contar con un equipo interno que lo lidere o recurrir a compañías que ya sepan hacerlo y nos ayuden a desplegar esa potencia dentro de la compañía.
La inteligencia artificial no es una burbuja a nivel global, pero depende de nosotros dejar que sea una burbuja para la empresa.