Opinión

Los superpoderes de los emprendedores

  • En un mundo tan volátil como el actual, el superpoder más necesario es tener valores sólidos y una visión clara

Hace unas semanas celebramos el Día Mundial del Emprendimiento y con él, la valentía de quienes se atreven a construir un futuro desde la incertidumbre. Por ello, creo que es un buen momento para reflexionar sobre las habilidades que distinguen a quienes se lanzan a emprender con propósito.

En un ecosistema tan exigente y cambiante como el del emprendimiento, hay quienes parecen contar con habilidades especiales. No es magia ni genética. Es una combinación de capacidades que, cuando se alinean, convierten a una persona en alguien capaz de transformar una idea en un negocio con impacto. Los emprendedores, en ese sentido, tienen superpoderes. Y no me cabe duda de que los más importantes son tres: creatividad, visión de negocio y calidad en la ejecución.

La creatividad es ese poder que permite ver oportunidades donde otros solo ven problemas. Innovar no siempre es inventar desde cero; muchas veces es saber mejorar lo existente o conectar ideas de forma única. Luego está la visión de negocio, esa capacidad de leer el mercado, anticipar necesidades y alinear el propósito con la estrategia. Y finalmente, lo más difícil de todo: ejecutar con calidad. Porque una gran idea sin acción se queda en eso, en una idea. La ejecución requiere disciplina, foco y equipo.

Quien crea que estos talentos son innatos, se equivoca. Como cualquier habilidad, se pueden entrenar. La innovación, por ejemplo, se aprende. No se trata de una epifanía, sino de una metodología. En Byld, lo vivimos a diario: entender sectores rápidamente y con profundidad es lo que nos permite detectar oportunidades en territorios muy distintos entre sí. Y esto solo se consigue desde una aproximación rigurosa al problema, con método y práctica constante.

La visión de futuro, por su parte, es fundamental para anticiparse y reaccionar con agilidad a los cambios. Pero no es solo análisis racional: también hay un componente de intuición, ese gut feeling que se nutre de experiencia, percepción y contexto. No siempre se puede tomar una decisión con todos los datos sobre la mesa. A veces hay que avanzar con lo que se siente correcto.

Ahora bien, si tuviera que resumir las habilidades clave para convertir una idea en negocio, destacaría varias: resiliencia, adaptabilidad, curiosidad, foco en el cliente, gestión del riesgo, liderazgo, comunicación, disciplina y mentalidad financiera. No son pocas, lo sé. Pero ninguna es imposible de cultivar.

En un mundo tan volátil como el actual, el superpoder más necesario es tener valores sólidos y una visión clara. Son los pilares que guían las decisiones, construyen confianza y permiten resistir las turbulencias del camino. Cuando se tienen claros el para qué y el cómo, el resto se ordena con más facilidad.

Entrenar estas habilidades requiere acción. Learn by doing ha sido siempre mi mejor escuela. Fracasar, reflexionar y volver a intentar. También es fundamental culturizarse: leer, explorar, hacerse preguntas y estar dispuesto a aprender de todo y de todos.

Eso sí, hay mitos que deberíamos empezar a enterrar. El más persistente: el del garaje como cuna del emprendimiento. La realidad es otra. Hay que estar en la calle, pegado al problema que se quiere resolver. Validar, iterar y pivotar son verbos fundamentales. Y esto solo se consigue en contacto constante con el mercado y las personas.

Para quienes sienten el impulso de emprender, pero dudan de si están preparados, mi consejo es claro: rodéate de personas que complementen tus carencias y potencien tu visión. El emprendimiento puede ser solitario, pero no tiene por qué serlo. En modelos como el de Byld, donde nos apoyamos en corporaciones con experiencia, se puede llegar más lejos acompañado.

Porque, al final, todos llevamos un emprendedor dentro. Emprender no es solo fundar una startup; es una actitud ante la vida y el trabajo. Se puede emprender dentro y fuera de las grandes empresas. No entiende de edad ni de títulos. Y si alguna vez has sentido ese impulso, este puede ser tu momento.

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