Opinión

El reto de la electrificación: el elefante en la habitación del sector de la movilidad

Jacobo Dominguez Blanco, CEO de Vecttor
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En España hay menos coches eléctricos en circulación que bicicletas operativas sólo en la ciudad de Amsterdam. Pero si pusiéramos en fila a todos estos vehículos, uno detrás de otro, podríamos recorrer la distancia existente entre Madrid y Moscú en línea recta. Entonces ¿son muchos o son pocos? ¿Cómo de cerca estamos de cumplir con los objetivos de electrificación que contempla el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima para 2030?

Según los últimos datos publicados por AEDIVE, Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica, en su Anuario 2024-2025 de la Movilidad, el parque móvil electrificado (eléctricos e híbridos enchufables) en España comprendía 599.877 vehículos a 31 de diciembre de 2024, una cifra 28 % mayor que la registrada a finales de 2023. Además, de acuerdo a lo publicado por GANVAM, la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos, las matriculaciones de vehículos electrificados acumulan una subida del 45,1 % en el primer trimestre de 2025, hasta alcanzar las 44.903 unidades.

Si bien parecen buenas noticias, la realidad es que España todavía está lejos de alcanzar los 5,5 millones de vehículos eléctricos (VE) exigidos por el PNIEC. De hecho, se encuentra a la cola de Europa en cuanto a la venta de este tipo de vehículos, ocupando la posición 24 de los países que componen la UE, por detrás de regiones como Portugal, Francia, Eslovenia o Chipre.

La OCU apunta a diversas razones como las causas que frenan la adopción de la electromovilidad en España, destacando, entre todas ellas, la escasez de cargadores públicos, la dificultad para acceder a las ayudas —tanto en el ámbito doméstico como el profesional— y el precio elevado de los coches eléctricos.

Para intentar paliar esta situación, el Gobierno de España acaba de aprobar la reactivación del Plan Moves III, en los mismos términos que el año anterior y con una prórroga temporal de 400 millones de euros, destinados a promover la movilidad sostenible en las ciudades. Pero ¿es esto suficiente? ¿Qué otras medidas son necesarias para incentivar el cambio hacia una nueva forma de movernos?

El punto de partida debe ser el mismo para todos. Y es que algo que debemos compartir toda la colectividad es que la electrificación es un medio para lograr la descarbonización del sector. Este debe ser nuestro propósito. Además tendrá que ser un proyecto conjunto y sostenible económicamente, apoyado en la innovación y la eficiencia de los procesos de transformación de energía. Porque la electrificación sólo es efectiva si la electricidad proviene de fuentes limpias como la solar, la eólica, la hidroeléctrica o la nuclear.

En este sentido, las compañías de movilidad tenemos mucho que aportar. Según una encuesta sobre hábitos de vida promovida por Deloitte, en Estados Unidos, cerca del 50% de los jóvenes, no tienen previsto adquirir un vehículo propio y prefieren moverse por la ciudad utilizando transporte público, taxi o VTC. Esta tendencia ya ha ganado fuerza en Europa y se dibuja como una nueva realidad que sitúa a las plataformas de transporte discrecional y a las gestoras de flotas como potenciales líderes de la transición energética y la descarbonización del sector.

Empresas como Vecttor, asumimos parte de esta responsabilidad, pero el éxito de este proceso dependerá también de la conciencia y la aceptación social. Y esta no vendrá impuesta sino que será fruto de una buena educación en las edades tempranas y un esfuerzo divulgativo por parte de todos. Necesitamos una visión conjunta, de largo plazo, para implementar estrategias que fomenten una transición energética sostenible —también económicamente— sin pérdida de bienestar para la sociedad y alineada con los objetivos climáticos globales.

Para ello, es crucial contar con políticas y regulaciones que incluyan incentivos fiscales para las empresas, ayudas accesibles para los ciudadanos y una red de infraestructuras de recarga eficiente. Solo así lograremos que nuestra movilidad sea realmente sostenible y que la reducción de emisiones no sea un objetivo inalcanzable, sino una realidad posible y cercana.

Todos queremos vivir en ciudades más sanas. Contar con parques móviles cada vez más electrificados nos permitirá generar esas ciudades del futuro que todos imaginamos: más limpias, más accesibles y más respetuosas con el medioambiente.

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