Cuando hace diez años recibí el encargo de presidir la Cámara de España, acepté por mi compromiso con el país, y especialmente, por mi compromiso con nuestras empresas.
La red de cámaras se encontraba todavía en estado de shock, tras el Decreto Ley de 3 de diciembre de 2010 y aunque con la Ley de 2014 y la creación de la Cámara de España, restablecieron la representatividad, debían reinventarse financieramente.
Hoy, con la prestación de servicios a las empresas, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas, y el desarrollo de la función consultiva, las cámaras, no solo son viables, sino que se han fortalecido y consolidado.
Cumplimos un papel clave al servicio del interés general, de la mejora de la competitividad de las empresas, particularmente las pymes; también, de su defensa institucional y de la cohesión y vertebración territorial de España. Haciendo balance de esta década podemos sentirnos satisfechos de los resultados conseguidos:
• Hemos propiciado la salida al exterior de las pymes con más de cinco millones de acciones de internacionalización.
• También, hemos impulsado la digitalización de 700.000 pequeñas y medianas empresas.
• Hemos ayudado a 240.000 emprendedores a sacar adelante sus negocios.
• Y hemos formado a 300.000 personas, el 60%, jóvenes.
Y todo ello a través de la red de 84 cámaras de comercio, 44 cámaras en el exterior, 67 Oficinas Acelera Pyme y la mayor red europea de infraestructuras de apoyo al emprendimiento impulsada por la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio, a través de los 143 viveros de empresas, 26 incubadoras de alta tecnología, 35 coworking digitales y 7 viveros de empresas 4.0. Además, hemos reforzado las instituciones arbitrales y de mediación para ofrecer a las empresas mecanismos alternativos para la resolución de sus conflictos mercantiles. De este modo, propiciamos que centren sus esfuerzos y recursos en lo realmente importante, sus negocios, contribuyendo, también por esta vía, una mejora de su competitividad.
En este tiempo, no han faltado cisnes negros: la pandemia, la guerra en Ucrania, el conflicto en Oriente Próximo o el creciente enrarecimiento de la geopolítica nos han puesto a prueba como sociedad y han llevado al límite a nuestra economía.
De esta forma, en 2014, iniciamos nuestra andadura todavía bajo los efectos de la gran recesión y, cuando empezaba a vislumbrarse una recuperación sostenida de la actividad económica, la pandemia nos llevó a un terreno desconocido, a una creciente incertidumbre.
En ese momento, la respuesta de las empresas españolas estuvo, a la altura de las graves circunstancias y contribuyó a acelerar la salida de la recesión. Su comportamiento fue ejemplar y fueron los auténticos escudos sociales ante la crisis.
Una actitud que han continuado demostrando con las perturbaciones que se han sucedido, y que han permitido que la economía española sea la que está registrando el mejor comportamiento entre los países de nuestro entorno.
Esta evolución también debe mucho a la Unión Europea, que puso en marcha en 2020, un plan de recuperación inédito para hacer frente a una crisis. Aquí, una vez más, las Cámaras de Comercio –como entidades de derecho público al servicio del interés general y con amplia experiencia en la gestión de fondos europeos– hemos asumido el liderazgo y trabajamos para que las ayudas europeas lleguen hasta la última pyme del país.
Nuestro objetivo es que ninguna empresa que quiera transformarse, reinventarse y competir en el mundo, deje de hacerlo. España es un país de pymes, y de su modernización y adaptación a la nueva realidad tecnológica, industrial y medio ambiental depende que el país pueda dar otro gran salto de modernización y progreso como el que hemos vivido en los últimos 50 años.
Por ello, nuestro foco está puesto en el futuro y en la digitalización, la internacionalización, la formación o la sostenibilidad, en definitiva, en acelerar la transformación económica ya iniciada.
Desde la Cámara de España estaremos siempre al lado de las empresas, y especialmente de las pymes, para ayudarlas y acompañarlas en ese imprescindible proceso de transformación que convierta a la economía española en más productiva y próspera, que asegurando el bienestar de toda la sociedad.
El compromiso de la Cámara de España es claro: seguir siendo el motor que impulsa a nuestras pymes y asegurar que España esté a la vanguardia de la transformación global.