Opinión

Ahorrar e invertir en el entorno bursátil actual

  • La clave está en construir carteras que combinen seguridad y rendimiento 

Las tendencias de ahorro e inversión deben ser objeto de análisis constante por los inversores, especialmente en un entorno económico global que muestra signos de cambio significativo. En 2024, este tema es particularmente relevante ya que la evolución de la economía apunta a un cambio de fase, por una distensión de la política monetaria a nivel mundial marcada por cambios de tendencia de los bancos centrales, que puede afectar de forma relevante a la evolución de los activos financieros.

En junio, el Banco Central Europeo anunció su primera bajada de tipos de interés en 8 años. Por su parte, la Reserva Federal de EE.UU. ha seguido manteniendo sus tipos de interés es sus últimas reuniones. Esta situación contrasta con la que el mercado preveía a principios de año. Se esperaba que tanto el BCE como la FED realizaran múltiples recortes de tipos en el año. Ahora, las expectativas del mercado se han ajustado, anticipando solo una o dos bajadas adicionales en lo que queda de 2024, con dudas todavía sobre si la FED iniciará su ciclo de recorte de tipos en su próxima reunión de septiembre.

Esto sugiere que los tipos de interés se mantendrán elevados por un tiempo, lo cual es crucial para los inversores, ya que influye en la rentabilidad de los productos de ahorro y en la valoración de los activos de inversión.

Este mes de agosto, los mercados globales han vuelto a tambalearse y hemos vivido un lunes negro con caídas generalizadas de las bolsas, con Japón como principal mercado afectado con un retroceso histórico de más del 12%, su mayor crash desde 1987. ¿La razón? una mayor tensión geopolítica en Oriente Próximo, una guerra de Ucrania que sigue latente, temor a una recesión en EE UU por los desequilibrios del mercado laboral y, un escenario bursátil de mayor volatilidad, tras un periodo de euforia, especialmente en algunos sectores. Las bolsas mundiales perdieron más de 2 billones de capitalización bursátil ante el frenesí de los inversores en busca de refugio.

En este contexto, es fundamental que los inversores apliquen una buena metodología en sus inversiones, estructurando sus carteras, para ajustarlas a los diferentes objetivos que quieren lograr, y así evitar actuar de forma irracional en momentos de incertidumbre y volatilidad de los mercados. Para una adecuada gestión de la cartera, todo inversor debería tener, al menos, 3 partes o segmentos:

Una cartera más defensiva a corto plazo, en la que se pueden incluir productos como depósitos o fondos de inversión monetarios, ideales para satisfacer las necesidades de liquidez a corto plazo. Estos instrumentos son menos volátiles y ofrecen rendimientos más estables.

Una cartera core o estructural, compuesta por inversiones diversificadas a medio y largo plazo, ajustadas al perfil de riesgo del inversor y a sus objetivos futuros. La mejor manera de construir esta parte de la cartera es optar por los servicios de gestión discrecional que ofrecen las entidades financieras. Esta modalidad permite al inversor delegar la gestión de su cartera a un profesional, que se encargará de seleccionar las mejores inversiones y oportunidades, ajustándose siempre a su perfil de riesgo y a la situación de los mercados. Así el inversor logra una cartera altamente diversificada y con acceso a un amplio universo de activos financieros.

Y, por último, una cartera complementaria para la jubilación: Es esencial considerar la inclusión en toda cartera de instrumentos que aseguren un flujo constante de ingresos en la etapa de jubilación. Los planes de pensiones y en otros instrumentos de previsión social son opciones que evaluar para garantizar una jubilación tranquila.

Pero independientemente de las tendencias actuales, los inversores no deben olvidar una serie de recomendaciones básicas, que nunca pasan de moda:

Establecer metas claras para su inversión: Conocer el "por qué" y "para qué" está invirtiendo su dinero. Definiendo objetivos, metas y horizonte temporal. Esta información debe ser la base sobre el que se estructure la cartera.

Encontrar el equilibrio adecuado entre riesgo y rentabilidad: Toda inversión requiere asumir una cierta cantidad de riesgo. Cuanto mayores sean las rentabilidades que se persigan, más riesgo.

Diversificar: conviene para reducir las posibilidades de fracaso en las inversiones, para distribuir el riesgo entre distintos tipos de activos, divisas, sectores.

Invertir cantidades regulares para aprovechar el poder del interés compuesto: Cuanto antes se comienza a invertir, mejor, ya que cuanto más largo sea el período de tiempo, más pueden crecer las inversiones. El secreto del interés compuesto es el tiempo que permaneces invertido. Entrar y salir del mercado puede ser costoso, y puede llevar a perder los días más rentables.

Contar con un buen asesor que ayude a decidir cómo y dónde invertir: Un profesional puede ayudar en la toma de las decisiones correctas al construir y revisar la cartera.

El entorno económico actual presenta desafíos y oportunidades para los ahorradores e inversores. La clave está en construir carteras que combinen seguridad y rendimiento, adaptándose a las condiciones cambiantes del mercado y aprovechando las tendencias globales. Pero sin olvidar los "básicos de la inversión", con una planificación cuidadosa y una diversificación estratégica, es posible navegar con éxito en cualquier panorama financiero complejo.

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