Opinión

Sostenibilidad: Oportunidades y desafíos para nuestra industria alimentaria

Sergio Barona, secretario general de Fedacova.

El futuro de nuestra sociedad depende en gran medida de cómo enfrentemos los desafíos ambientales y climáticos que se nos presentan. En este contexto, el Pacto Verde Europeo emerge como una estrategia crucial para transformar nuestras economías hacia la sostenibilidad y la resiliencia. En España, y específicamente en la Comunidad Valenciana, este pacto no solo representa una oportunidad para liderar la transición hacia un modelo más sostenible, sino también un desafío que debemos abordar con seriedad y determinación.

El Pacto Verde Europeo busca convertir a la Unión Europea en una economía moderna y competitiva, con cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para el año 2050. Esto implica una transformación profunda en todos los sectores económicos.

En la Comunidad Valenciana, este compromiso se ha materializado en acciones concretas. El hecho de que Valencia haya sido nombrada Capital Verde Europea 2024 es un reconocimiento a nuestros esfuerzos en la promoción de la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Este título no solo nos enorgullece, sino que también nos insta a redoblar nuestros esfuerzos y a seguir liderando el camino hacia un futuro más sostenible.

Sin embargo, esta estrategia europea plantea desafíos significativos en la producción de alimentos, para la Comunidad Valenciana y para toda Europa. Si bien es alentador ver un enfoque en la sostenibilidad y la salud ambiental, también debemos ser conscientes de los posibles efectos secundarios, como la necesidad de importar alimentos de terceros países.

Según un informe de la Fundación Triptolemos el resultado de balancear la energía alimentaria producida en la UE y la energía necesaria para satisfacer la demanda de la población indica que el grado de autosuficiencia energética alimentaria de UE 27 es de un 105%, en la forma de consumo actual. Este resultado es bastante ajustado. Las implicaciones que la estrategia del Pacto Verde Europeo tiene sobre la producción de alimentos, podría derivar en una producción agraria que convierta este reducido superávit en déficit. Y si tenemos que importar alimentos de terceros países y estas naciones no se rigen por los mismos principios de sostenibilidad, estaremos volviendo a ser insostenibles y estimulando estas prácticas poco recomendables. Yendo un paso más allá, incluso se podrían llegar a cuestionar algunas exportaciones.

Es fundamental, por tanto, buscar soluciones que equilibren la sostenibilidad ambiental con la seguridad alimentaria y la equidad económica. Y para ello, toda estrategia pasa por la unión de toda la cadena agroalimentaria. La colaboración a lo largo de todos los eslabones, desde los productores hasta los consumidores, es

esencial para enfrentar los desafíos que plantea el Pacto Verde Europeo y es el único camino que puede garantizar una sostenibilidad real y trabajada.

En este sentido, las empresas de la industria agroalimentaria de la Comunidad Valenciana son un ejemplo de compromiso y de búsqueda de soluciones innovadoras para reducir el impacto ambiental. Estas son pioneras en la adopción de estrategias que se han adelantado a legislaciones y directrices.

Pero no podemos cargar toda la responsabilidad en la industria y las empresas, también es necesario ser realistas sobre los desafíos que enfrentamos. Los objetivos deben ir de la mano con medidas concretas y factibles. Es fundamental que las políticas gubernamentales sean realistas y estén basadas en la racionalidad, teniendo en cuenta las necesidades y capacidades de todos los actores involucrados y los tiempos que se precisan para llevar a cabo estas acciones. La simplificación y mejora de los procesos regulatorios son pasos indispensables en esta dirección.

También lo es la participación de los consumidores, su empoderamiento para que integren la importancia de su papel en esta cadena. Los productores pueden introducir prácticas más sostenibles, la industria puede ser más respetuosa en sus procesos y aplicar medidas de reducción de residuos o reciclabilidad, la distribución puede ser más eficiente energéticamente; pero si al llegar al último eslabón, el consumidor, este no hace su parte, todo lo anterior habrá sido una pérdida de tiempo y recursos.

Y una vez más, en este punto, la Administración debe intervenir para dotas a toda la sociedad del poder y los conocimientos necesarios para poder ejercer como parte activa en la estrategia de sostenibilidad de nuestro país.

Además, este conocimiento permitirá a la ciudadanía ser crítica con los mensajes que le llegan. Podrá valorar con argumentos cualificados cómo de sostenibles o realistas son ciertas exigencias y, sobre todo, cuándo las acciones que se transmiten no son más que "greenwashing", que empeña todo el trabajo del resto de la industria. Y como en todo momento se está destacando la necesidad de unidad y de colaboración; en este sentido, una industria honesta y transparente llegará más fácilmente a la sociedad y conseguirá que toda la cadena alinee sus objetivos.

Otro aspecto para el que se necesita la implicación de la Administración, pero también la colaboración de todo el tejido empresarial, los centros de investigación y el ecosistema innovador es la innovación. La sostenibilidad exige soluciones disruptivas en temas que afectan a la calidad y la seguridad alimentaria. No podremos alcanzar objetivos ni conseguir mejoras sin que la tecnología y la innovación den respuesta a las necesidades de la industria.

En última instancia, el Pacto Verde Europeo representa una oportunidad única para redefinir nuestro futuro colectivo. En la Comunidad Valenciana, debemos aprovechar esta oportunidad para continuar liderando la transición hacia una economía más sostenible, trabajando juntos para enfrentar los desafíos y construir un futuro más próspero y equitativo para todos.

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