Opinión

¿Cuáles son los retos económicos de economías territoriales vinculadas a un atractivo turístico?

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El turismo es una de las industrias más importantes del mundo. En el caso de algunas regiones, como es el caso de la Val d'Aran en España, puede llegar a ser una fuente importante de ingresos que sirva como motor principal para la economía de la región. Sin embargo, es necesario mencionar que, si bien el turismo aporta grandes beneficios, también plantea, al mismo tiempo, importantes desafíos necesarios de abordar.

Entre estos retos podemos empezar señalando a la estacionalidad turística. En la mayoría de los casos, y teniendo siempre presente la singularidad y características de cada una de las regiones, la mayor parte de visitantes se acumulan durante los meses de verano e invierno. ¿El resultado? La economía local se ve reforzada en estos periodos, y luego puede llegar a sufrir mucho durante la temporada baja, donde la actividad turística se ve reducida significativamente. Es por esto que, para evitar que los negocios lleguen al punto de tener que sufrir por mantenerse a flote, se ha de trabajar desde las instituciones para que estas diferencias a lo largo del año no sean tan bruscas.

A coalición de esto, otro desafío importante es la competencia con otras regiones turísticas, tanto a nivel nacional como internacional. En este sentido, es necesario llevar a cabo una inversión planificada y mantenida en el tiempo en términos de infraestructura y promoción para hacer de la región un atractivo turístico diferenciado del resto del mercado.

Sin embargo, además de estos retos, los territorios pueden enfrentarse también a problemas relacionados con la vivienda y la falta de legislación. A las crecientes subidas de precios hay que sumar el fenómeno de las viviendas de uso turístico, que, en el caso de no estar reguladas, dificultan la convivencia y acaban expulsando a los autóctonos, especialmente a los más jóvenes, por los elevados precios de acceso a la vivienda.

Este problema, en zonas como la Val d'Aran, es especialmente grave, pues contribuye, de forma directa, a la despoblación. En este sentido, es fundamental que las regiones cuenten con las herramientas necesarias para elaborar normativas específicas que permitan gestionar esta realidad de forma adecuada. Asimismo, es importante contar con una mayor capacidad de decisión en políticas propias, así como una financiación adecuada para hacer frente a sus retos económicos y de otro tipo.

Por otro lado, es necesario centrarse también en la importancia de preservar el medioambiente. En el caso de muchas economías territoriales basadas en el turismo, uno de los grandes atractivos reside en su localización. En zonas de montaña, por ejemplo, el turismo de nieve es muy importante, pero se ha de trabajar para evitar una sobrecarga en la temporada alta y proponer otras alternativas que permitan diversificar la oferta turística de la zona, pues solo de este modo se podrá aumentar el número de visitantes y de ingresos sin dejar de lado la sostenibilidad y el cuidado del medioambiente.

Para conseguir estos objetivos, una de las mejores herramientas a las que pueden recurrir los gobiernos y administraciones es el desarrollo de un plan de turismo sostenible a largo plazo. En el caso concreto de la Val d'Aran, por ejemplo, se ha puesto en marcha uno con una inversión de

2,5 millones de euros destinada, entre otros, a gobernación turística, propuestas de valor sostenible, competitividad y especialización, así como marketing y promoción sostenible

En definitiva, el turismo sostenible se presenta como una oportunidad clave tanto para el desarrollo económico y social de las zonas, como para la conservación del medio ambiente. Aún trabajando por hacer de la oferta turística algo único y diferencial, los gobiernos han de avanzar hacia un enfoque más diverso que permita la adaptación a los retos actuales y futuros.

Para lograrlo es fundamental un esfuerzo conjunto en el desarrollo de estrategias innovadoras. El turismo puede ser sostenible y no solo mantener su impacto económico, sino mejorarlo, siempre y cuando se aborden adecuadamente los retos mencionados y se promueva una visión a largo plazo que combine el cuidado del medio ambiente con el progreso económico y social de la región.

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