
La ciudad del futuro. Cuatro palabras que llevan construyendo el imaginario colectivo desde el inicio de nuestros días. Siglos en los que el ser humano lleva imaginando el mañana, incluso, en muchas ocasiones, descuidando el presente. Una evolución en la que hemos ido creciendo como especie al mismo tiempo que las ciudades. Organismos vivos que, como decía Goethe en referencia a la arquitectura, es música congelada que cobra vida con el movimiento humano.
Evolución, en definitiva. Un aspecto inherente al ser humano que en estos momentos aparece con un importante matiz. Mejor dicho, una oportunidad. Una razón para el optimismo que viene del consenso internacional y que busca el interés general mediante la protección del medio ambiente.
Conceptos, por lo tanto, como la eficiencia energética, adquieren cada vez mayor importancia. Solo hay que ver los datos. En la década que ha ido entre 2010 y 2019, el calor extremo ha hecho que la exposición a olas de calor, de manera general, haya sido casi un 60% superior a la década anterior, según ha revelado el estudio Lancet Countdown 2022.
La sociedad, por lo tanto, está dando pasos en esta dirección. Son muchas las fórmulas puestas en marcha. En ocasiones trasladando el futuro a la realidad actual, como el proyecto The Line en Arabia Saudí. La iniciativa consiste en levantar una ciudad de la nada completamente eficiente e inteligente. También sin coches ni calles, lo que refuerza la idea del peatón. Una apuesta que va en línea con la estrategia de Ana Hidalgo, alcaldesa de París, que ha propuesto un nuevo modelo urbano que denomina la ciudad de los 15 minutos. El objetivo es que todos los ciudadanos dispongan de todos los servicios esenciales a tan solo un cuarto de hora andando o en bicicleta.
Un ejemplo que coincide con la mayoría de los proyectos puestos en marcha, donde la estrategia trata de adaptar las ciudades a la actualidad. Hacer que evolucionen sin perder en ningún momento tanto su atractivo como su singularidad. Todo lo contrario, ya que el objetivo es conseguir sinergias en materia medioambiental sin perder de vista las oportunidades económicas.
Aunque son necesarias estrategias a medio y largo plazo, ya en el presente se apuesta en Europa por la eficiencia energética a través de medidas concretas como las deducciones fiscales para impulsar la rehabilitación en viviendas. En España se trata de una inversión de 3.420 millones de euros que persigue reducir un 30% el consumo de energía primaria no renovable al mismo tiempo que ayuda a recortar en 650.000 toneladas de CO2 las emisiones a la atmósfera, en clara sintonía con el consenso internacional en aras de la lucha contra el cambio climático.
Es solo un paso, pero no es el único. Los objetivos de eficiencia energética en 2030 en España vienen establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2023, siguiendo la Directiva de la Eficiencia Energética de la UE 2018/2020. Sus objetivos son conseguir al menos un 40% de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero con respecto a 1990 y alrededor de un 32,5% de mejora de la eficiencia energética para 2030.
El objetivo es que las emisiones de CO2 se reduzcan con la mayor rapidez posible. ¿Cómo? En el caso de la infraestructura juegan un papel primordial la planificación y un diseño sensibles con el consumo energético y las emisiones, optando siempre por las soluciones más sostenibles desde los puntos de vista técnico, económico, social y medioambiental. Una intervención decidida en las fases más preliminares del desarrollo conceptual de cualquier infraestructura asegurará soluciones más eficientes desde el punto de vista energético sin penalizar su coste o funcionalidad.
También favoreciendo la selección y uso sostenible de los materiales de construcción se puede mejorar enormemente en eficiencia. Un ejemplo es el vidrio. Según informes recientes, en 2030 los edificios europeos podrían consumir un 29% menos de energía al año si dispusieran de vidrios de altas prestaciones. En el caso de nuestro país, este dato sería del 20%, según la asociación Glass for Europe. Son múltiples los sistemas y materiales que pueden contribuir de manera combinada a alcanzar soluciones óptimas en eficiencia.
Para ello, es necesario seguir apoyando y fomentando esta forma de pensamiento anticipado y sostenible donde la eficiencia energética sea en elemento primordial. El tiempo se agota, necesitamos acciones inmediatas que nos permitan mejorar las ciudades del presente para ser capaces de alcanzar y legar el futuro de nuestros sueños más optimistas.