Opinión

Nuevos retos del emprendimiento ante un horizonte de incertidumbre

El emprendimiento no se centra únicamente en retos empresariales o profesionales. Emprender es una actitud, es buscar una oportunidad, es tomar la iniciativa, tomar las riendas y plantarle cara a las dificultades que nos encontramos, para alcanzar un objetivo marcado. Ese objetivo puede ser empresarial o personal, pero la clave del emprendimiento es la iniciativa.

La incertidumbre es una constante con la que tenemos que acostumbrarnos a vivir, más en un mundo tan vertiginosamente cambiante como el que vivimos. Reinventarse es adaptarse a esos constantes cambios del mundo. Las personas que son más conscientes de ello y están más dispuestas a moverse al ritmo del cambio, son las auténticas emprendedoras.

Para embarcarse en nuevos rumbos, lo importante es conocerse a uno mismo, saber ponerse en los zapatos del otro y comprender la naturaleza humana. Es importante aplicar la escucha, la indagación, la comunicación y la activación, lo que se recoge en el método EINCOA. Porque la activación es el sujeto del emprendimiento. Ponerse en acción es la razón de ser de emprender un proyecto, ya sea profesional o personal.

La habilidad de interconectar con otras personas y de saber negociar son actitudes muy importantes que debe tener la persona emprendedora, con la disposición de buscar nuevas oportunidades desde la ilusión, desde la motivación, desde el autoconocimiento, para la toma de decisiones conscientes.

En una situación de cambio, la persona emprendedora puede tener una idea, que puede surgir desde la ilusión, desde las ganas de crecer o desde la necesidad, pero es importante que sepa reconocer si tiene cabida en el mercado. Y para ello, es necesario hacer un modelo de negocio, un plan de viabilidad.

Podemos tener la idea de nuestro proyecto, producto o servicio, y la ilusión (una actitud necesaria del emprendedor/a) para empezarlo, pero tenemos que ver si el mercado nos ofrece la oportunidad de implementarlo, si nuestro proyecto tiene una propuesta de valor que el mercado necesita.

El emprendimiento, no es una moda ni un recurso latente al que las personas tengamos que agarrarnos, debido a los recientes acontecimientos sociales y económicos que hemos vivido. Es una actitud, que en determinados sectores es necesario demostrar ahora más que nunca.

En esta nueva era, tenemos que focalizar el talento, realizar una estructura, un análisis de nuestra situación, de nuestra idea, de la secuencia a seguir para lanzar nuestro proyecto. Para ello, podemos utilizar diversas y útiles herramientas, que nos van a permitir conocer la viabilidad del negocio.

El modelo Canvas, de Alexander Osterwalder, por ejemplo, es una herramienta muy útil e intuitiva, para entender si nuestra idea tiene realmente una propuesta de valor para nuestros clientes, para determinar los segmentos a los que nos queremos dirigir, los canales que vamos a utilizar para lograrlo…

Este modelo, junto con el modelo EINCOA, son recursos y herramientas que nos van a ayudar a marcar la diferencia en el mercado. Y no solo me refiero a lanzar un nuevo producto o servicio como emprendedor/a independiente, sino también desde el intraemprendimiento, desde dentro de la organización.

Las empresas también necesitan generar y aprovechar nuevas propuestas desde su interior, pero en muchas ocasiones no se aprovecha, debido a factores como la intolerancia al error o al fracaso, la falta de comunicación y contacto entre líderes y empleados, la ausencia de planificación interna.

Por ello, también es fundamental desarrollar y promover un flujo de comunicación interno, basado en la confianza y la seguridad, que proporcione libertad para compartir y proponer nuevas ideas, nuevos proyectos, nuevas visiones o perspectivas, que ayuden a crecer, a desarrollarse, a abrir nuevos caminos que faciliten y promuevan la adaptación al cambio.

Es cierto que nos encontramos en un momento de alta incertidumbre, pero que no solo se presenta tras el verano. Y hay sectores que se enfrentan a retos mayores, y que tendrán que actuar con determinación, para una mejor adaptación al cambio y marcar nuevos rumbos en su trayectoria.

Por tanto, el emprendimiento nos puede ayudar a afrontar las nuevas situaciones que se nos presenten, para generar nuevas oportunidades, entendiendo el emprendimiento como esa actitud proactiva, desde la ilusión y el autoconocimiento, con el apoyo de recursos y herramientas que nos faciliten el nuevo rumbo a tomar, desde la consciencia y la motivación.

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