
Pocas personas son conscientes de que cuando hablamos del cambio climático, estamos probablemente ante el reto más importante al que el ser humano moderno se ha enfrentado jamás.
El "Informe Especial Sobre el Calentamiento Global" elaborado en 2018 para las Naciones Unidas indica que un aumento de temperatura global superior a 1.5ºC implicaría cambios en la calidad alimenticia, expansión de enfermedades o disponibilidad de recursos hídricos, de consecuencias indeterminadas para el ser humano. Pero no hace falta irse al futuro, el cambio climático ya causaba en 2015 más de 9 millones de muertes prematuras según el estudio Global Environment Outlook (GEO). Estamos ante un problema de mayores dimensiones que la reciente pandemia del COVID, pero que al haberse ido instalando poco a poco en la sociedad, causa menos alarmismo.
Para resolver, o al menos contener, el problema, todas las miradas apuntan a la reducción de la quema de combustibles fósiles: petróleo, carbón y gas natural. Estos suponían en 2019 el 61% del consumo de energía mundial, debido al uso de los mismos que se realiza en viviendas, industrias o medios de transporte.
Los objetivos fijados por la Comisión Europea proponen que en 2050 los combustibles fósiles sólo representen un 3% de dicho consumo, siendo sustituidos fundamentalmente por electricidad proveniente de energías limpias y renovables.
Para terminar de rematar esta "tormenta perfecta", la reciente situación geopolítica mundial, que enfrenta al Rusia -uno de los mayores productores de combustibles fósiles- con numerosos países y regiones, no hace más que acelerar esta transición hacia nuevos modelos energéticos.
Mientras que en 2019 se hablaba de objetivos para 2050, algunas asociaciones hablan de adelantar algunos de estos a 2040, e incluso 2030, así como conseguir la soberanía energética y menor dependencia de regiones exteriores.
Con todo ello, ¿puede haber a día de hoy una industria más apasionante que la energética? seguramente no. En nuestro país vemos parques eólicos y solares que se cuentan por miles, crecimientos del 97% en la matriculación de vehículos eléctricos, o cada vez más viviendas y empresas generando o almacenando su propia electricidad para aumentar el autoconsumo, que en 2021 llegó a los 1151 MW de potencia respecto a los 623MW de 2020.
Y en medio de esta revolución, las redes de transporte eléctrico, que con una tecnología y un dimensionamiento diseñado hace decenas de años, no están preparadas para este nuevo escenario. De no haber cambios estructurales en las redes de transporte, en un mundo totalmente electrificado como el que se espera en los próximos años, sería altamente improbable que todos pudiéramos disponer de la energía necesaria para cargar nuestros vehículos, calentar nuestras casas o usar nuestros electrodomésticos, con la libertad que hoy lo hacemos.
La buena noticia es que estos cambios ya están en curso. De los 7000 millones de inversión que planifica el plan eléctrico 2021 - 2026 , se destinarán 5.704 millones para actuaciones de refuerzo de la red de transporte nacional.
También empresas privadas como Iberdrola confirman la voluntad de renovar sus redes con inversiones como la realizada en la startup Barbara, que ayudará con su tecnología a la creación de redes más inteligentes de "Triple D": Digitales, Descentralizadas y Descarbonizadas. Estas nuevas redes, serán capaces de gestionar de manera autónoma la demanda y el almacenamiento de energía para evitar cuellos de botella, así como mejorar el intercambio de datos entre productores, distribuidores y comercializadores, para poder predecir escenarios futuros y automatizar decisiones de negocio u operación de la red antes de que sea demasiado tarde.
Llegados a este punto, el lector ya habrá percibido que estamos ante uno de esos momentos en la historia, donde tenemos la oportunidad de brillar como sociedad en la resolución de un problema de manera conjunta. Y lo estamos haciendo, porque en realidad, no tenemos otra alternativa. Como alega el Programa de Sensibilización de Educación al Desarrollo: "No hay planeta B".