
Ensombrecido por la crisis del COVID-19, la Unión Europea celebra su 70º aniversario desde que R. Schuman, ministro de exteriores del Gobierno francés entre 1948 y 1952, iniciara la construcción del proyecto europeo.
Un proyecto que ponía de manifiesto la necesidad de convergencia entre diferentes Estados europeos para conseguir objetivos comunes a través de la creación de instituciones de carácter supranacional.
El liberalismo occidental surgido tras el fin de la Guerra Fría, y que en mayor medida encarna Europa, viene siendo atacado por formaciones políticas populistas y de extrema derecha.
"De ahí que, 70 años después, estemos en el aquí y el ahora de Europa. La UE se enfrenta a su mayor reto de identidad tras su fundación"
Estos partidos, que desprecian profundamente a las democracias liberales tal y como las conocemos, están esperando crisis como la que vivimos para convertirlas en su oportunidad de destruir la Unión Europea o, aún peor, transformarla en un modelo autocrático y totalitario.
De ahí que, 70 años después, estemos en el aquí y el ahora de Europa.
La UE se enfrenta a su mayor reto de identidad tras su fundación: debe dar respuesta a la protección social que surge tras los cambios en los ciclos económicos; debe ahormar un plan conjunto para la transición ecológica que no olvide a los más vulnerables; debe generar un sistema de seguridad interior para los estados que se ven amenazados por grupos extremistas o terroristas y debe proyectar una imagen de solidaridad y cooperación entre iguales con nuestros Estados vecinos.
En estos días, gran parte de los 27 están sufriendo la incursión de esta nueva pandemia llamada COVID-19, un virus que ya se posiciona como el peor enemigo al que se enfrenta Europa desde la Segunda Guerra Mundial. El gran dolor que el coronavirus está causando en la familia europea no encuentra, sin embargo, todas las defensas necesarias para combatirlo con mayor efectividad.
"Tratemos de identificar los sectores con mayor potencial, para actuar como motores inmediatos de recuperación"
Es absolutamente necesaria una respuesta social y proporcionada de la Unión Europea que sirva para proteger a los más afectados en esta crisis. Es cierto que está siendo totalmente opuesta a la crisis financiera y económica de 2008, pero no debemos conformarnos. El abismo al que precipita la frustración, la falta de oportunidades y de soluciones puede ser aprovechado por fuerzas populistas que esperan su oportunidad al albor de la desesperanza.
Tratemos de identificar los sectores con mayor potencial, para actuar como motores inmediatos de recuperación, alineados con las prioridades estratégicas europeas que sean generadoras de inversión y empleo.
Estoy convencido de la necesidad, más que nunca, de la colaboración del sector público y privado para el diseño de la "nueva normalidad". La Reconstrucción social y económica debe ir de la mano con talante y talento.
En el caso de España, ese camino será más corto y llevadero gracias a la batería de medidas de gran alcance desplegadas por el Gobierno, al nivel de la situación que estamos sufriendo.
En el 28 aniversario del Tratado de Maastricht, necesitamos una respuesta firme y contundente para proteger las esperanzas y las capacidades de adaptación de los ciudadanos y ciudadanas europeas. Las resiliencias han de ser correspondidas.
Y el reto es seguir caminando hacia una Europa social, ecologista, segura y solidaria.