Opinion legal

Cambiar la forma de trabajar de los empleados públicos, un nuevo reto digital

Foto: Archivo.

La ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, hizo un llamamiento, en una comparecencia en Comisión en el Congreso de los Diputados a finales de febrero, tanto a las administraciones públicas como a los grupos parlamentarios para avanzar en la modernización de la Administración y convertirla en el mejor instrumento del buen gobierno. Para conseguirlo, anunció la elaboración de una nueva ley que desarrollará el Estatuto Básico del Empleado Público y cuyo objetivo será hacer posible un nuevo modelo de gobernanza, con la mirada puesta en la complejidad de las transformaciones y los desafíos a los que el país deberá hacer frente.

Si, como decía el catedrático Joan Prats, la "Administración ha de seguir a la sociedad como la sombra al cuerpo", la sombra de la Administración, en ocasiones, está alejada. España es el cuarto país en la UE en digitalización de servicios públicos. Sin embargo, en gestión de personal queda todavía mucho camino por recorrer.

La ministra se ha marcado como objetivo modernizar y revalorizar el sistema de Función Pública, con medidas en materia de igualdad, teletrabajo y planes de formación y captación de talento para hacer frente al envejecimiento de las plantillas. Un objetivo fundamental. No solo se trata de prestar servicios públicos digitalizados a los ciudadanos, o de incorporar las tecnologías digitales a las tareas habituales de trabajo. No es sustituir los documentos en papel por documentos en soporte electrónico. Lo que requiere la Administración es una transformación más profunda en la organización y la propuesta adelantada por la ministra parece que va en este camino.

Una de las cuestiones que deberá desarrollar la futura ley será el teletrabajo. Un buen modelo de gestión del teletrabajo debe proveer a los empleados públicos de los equipos y accesos a las aplicaciones en remoto necesarios para gestionar su trabajo y trabajar por objetivos. Es, sin duda, necesario un modelo de atención al usuario distinto que pueda dar respuestas adaptadas a los tiempos de trabajo flexibles que se proponen. Pero también debe contemplar el análisis de las competencias de los empleados públicos y los objetivos fijados para esas competencias con el fin de poder evaluar su desempeño. Asimismo, serán necesarios nuevos espacios y metodologías de trabajo, así como un proceso de formación y capacitación en función de los resultados objetivos. En resumen, las nuevas formas de trabajo necesitan nuevas competencias digitales y un nuevo modelo de relación laboral basado en la confianza.

Avanzando en la adopción de estas nuevas formas de hacer y de trabajar en la era digital, la Generalitat de Cataluña, a través del Departamento de Políticas Digitales y Administración Pública, publicó, también el pasado mes de febrero, el Manual para la Transformación Digital del Empleado Público, en el que hemos colaborado desde Altran. En esta herramienta se identifican los recursos digitales, buenas prácticas y recomendaciones que nos permitirán avanzar en esa transformación, al tiempo que posibilita la autoevaluación alrededor de las 8 dimensiones que se han identificado de cara a poder establecerse objetivos individuales de desarrollo personal. Además, la Generalitat ha anunciado también recientemente que permitirá el teletrabajo a los casi 2.600 empleados públicos que van al Distrito Administrativo de La Marina de Port, con la opción de trabajar desde casa o cotrabajar un máximo de tres días a la semana.

El proceso de envejecimiento de la plantilla en la Administración va a reducir a medio plazo de forma notable el número de empleados públicos. En los próximos diez años más del 51% del personal se va a jubilar. Un proceso al que se añade el envejecimiento general de la población en nuestro país, que provocará que los perfiles técnicos tengan muchas ofertas de empleo y que existan pocos demandantes. Situación que ya es un hecho en las empresas del sector tecnológico.

Todo esto nos enfrenta a un escenario en el que la Administración tendrá que competir por captar y retener el talento. Es, por tanto, un buen momento para empezar a implementar estas nuevas formas de hacer y trabajar que están permitiendo desarrollar los adelantos tecnológicos.

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