
Autores: Eric Wiebes (ministro holandés de Economía y Política Climática) / Sigrid Kaag (ministra holandesa para el Comercio Exterior y Cooperación al Desarrollo) y Mona Keijzer (secretaria de Estado holandesa de Economía y Política Climática).
La apertura, la cooperación y la audacia han traído una prosperidad sin parangón a la Unión Europea y a sus Estados miembros. Pero durante la última década, el paisaje económico mundial ha cambiado y nos enfrentamos a una competencia en aumento. Para asegurar nuestro futuro éxito económico, la Unión Europea deberá dar un paso al siguiente nivel.
La rápida digitalización, la transición hacia una economía mundial sostenible y el cambio mundial en las condiciones de competencia suscitan cuestiones sobre la competitividad de la UE. Las empresas europeas fuertes son esenciales para el crecimiento. Estas empresas "campeonas" crean bienestar y empleo, fomentan la innovación para hacer frente a los desafios del mañana y son el núcleo de los clústeres competitivos, junto con las pymes innovadoras y empresas emergentes. Aquí, la cooperación europea es más importante que nunca. Mientras algunos proponen que los gobiernos elijan sus campeones, nosotros abogamos por otra alternativa hacia el éxito. Los verdaderos campeones se crean y se mantienen bajo una fuerte competencia, reforzando el mercado único, aumentando esfuerzos en I+D y abriendo los mercados en condiciones equitativas. Y es exactamente en estas áreas donde la UE puede hacer mucho más.
La potencialidad internacional del mercado de la Unión Europea comienza en casa, con el mercado único. Porque es imposible presentar batalla si tienes los pies de barro. Para garantizar una base sólida, la UE debería erradicar los defectos que impiden avanzar a nuestro mercado único. Necesitamos aplicar, implementar y ejecutar mejor las normas europeas y encontrar un enfoque a medida para derribar las barreras restantes. En segundo lugar, una aplicación sólida y políticamente independiente de las normas de competencia es vital para conseguir empresas competitivas y precios más bajos para los consumidores. Debemos modernizar y reforzar las normas de competencia para enfrentarnos mejor al poder de las plataformas digitales mundiales. Esto también implica que los mercados de capital sean más accesibles, de forma que las empresas europeas con potencial mundial puedan obtener más fácilmente financiación para crecer. El mercado único es nuestro as en la manga. Fortalecerlo significa reforzar las verdaderas bases de nuestro éxito.
Es esencial evitar más retrasos en el impulso a la inversión pública-privada en innovación. Todos los programas del próximo Marco Financiero Plurianual (MFF) deberán dar una prioridad mucho mayor a la I+D y a la innovación. Pero todavía queda mucho por hacer. Se necesita una política de innovación concreta y ofensiva. Los cambios sociales, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático exigen acción. Necesitamos usar la tecnología como una fuerza del bien. Esto significa que debemos invertir en cadenas de valor estratégicas, como la energía sostenible, el suministro de alimentos, la ciberseguridad y la atención sanitaria. Al mismo tiempo, tecnologías clave como la fotónica, la robótica, la inteligencia artificial y la informática cuántica serán fundamentales para la economía futura. Los proyectos en estos terrenos son de interés europeo común y se beneficiarán de planes específicos de inversión conjunta. Esos fondos deberían ser accesibles para todas las empresas europeas, incluidas pequeñas y medianas empresas. Porque lo más grande no siempre son las mejores. Las pymes europeas, especialmente las empresas emergentes y en crecimiento, también son importantes para la competitividad europea. Para ello no debemos olvidar invertir en capital humano.
En el ámbito internacional, la Unión Europea se beneficia de un sistema de comercio global y de inversión abierto y basado en normas. Pero las normas actuales ya no son suficiente y las normas acordadas no siempre se respetan. Las empresas europeas tienen que competir con empresas de terceros países que reciben ayudas estatales directa o indirectamente, lo que les supone una competencia desleal en el comercio, las contrataciones públicas y las inversiones directas. La Unión Europea, que es la mayor economía del mundo, puede poner fin a ese tipo de prácticas injustas. La adopción de prácticas proteccionistas no es la solución. Si hay algo que necesita protección son los logros conseguidos en más de 60 años de integración del mercado europeo.
Debemos insistir en que los terceros países que operan en el mercado europeo cumplan nuestras reglas. Exploremos formas de dar mayor capacidad de accion a la Comisión Europea cuando las condiciones no son igualitarias. Deben considerarse modificaciones en las ayudas estatales y el marco de competencia, evitando que empresas de terceros países distorsionen la competencia a traves de ayudas estatales directas o indirectas. Dentro de la Organización Mundial del Comercio, la Unión Europea debe impulsar nuevas reglas para las subvenciones industriales, de forma que se garantice la equidad. El tratamiento especial y diferenciado de los países debe evaluarse caso por caso y estar basado en evidencias claras. Finalmente, la Unión Europea debe aplicar sus instrumentos renovados de defensa del mercado para contrarrestar, siempre que sea necesario, el dumping o las subvenciones que distorsionan el comercio, teniendo en cuenta los intereses de los productores y los usuarios europeos.
La UE debe mostrar sus capacidades de liderazgo en la promoción de conductas empresariales responsables. Una conducta empresarial responsable tiene el potencial de ser la mayor contribución de las empresas a los objetivos de desarrollo sostenible.
En el fondo, la Unión Europea y sus Estados miembros deben crear conjuntamente condiciones favorables para que emerjan esos campeones europeos. Necesitamos reforzar los cimientos del mercado único, atrevernos a invertir en innovación y perseguir activamente políticas justas y una politica comercial igualitaria. Si mantenemos una actitud abierta y trabajamos juntos para aprovechar nuestro potencial de mercado, nos aseguraremos que la Unión Europea conserve su capacidad de éxito por muchos años.