
El próximo agosto se cumplen 140 años desde el inicio de relaciones diplomáticas entre España y Perú, que dieron comienzo con la firma por parte de ambas naciones del Tratado de Paz y Amistad, mediante el cual España reconocía la independencia del país andino. Desde entonces, los vínculos entre ambos países se han ido estrechando, no solo en lo diplomático sino también en las relaciones comerciales y económicas. Tanto es así que España es hoy el principal país de origen de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Perú.
Según un reciente estudio de la Cámara de Comercio Oficial de España en Perú, a noviembre de 2018, la IED acumulada representaba 15.000 millones de dólares. De acuerdo con cifras de InPerú, una asociación sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de la inversión extranjera en el Perú, hay en la actualidad 500 empresas formales.
En este contexto, no es casualidad que InPerú haya liderado hace unas semanas una delegación de empresarios y representantes institucionales en Madrid con el objetivo de promover una cartera de proyectos en infraestructuras, energía, transporte, telecomunicaciones y turismo. Cabe destacar que la visita de la delegación ha coincidido con la visita del presidente peruano Martín Vizcarra en el marco de la inauguración de la feria ARCO. Tampoco lo es que el Rey Felipe VI visitase Lima el pasado noviembre, viaje durante el cual reafirmó el compromiso de la inversión española con el Perú y resaltó que el país "está preparado para aprovechar plenamente las oportunidades que ofrece la globalización y para enfrentarse con garantías a los desafíos del planeta".
Para entender el momento dulce que atraviesan las relaciones entre ambos países es importante echar una mirada al pasado reciente del país. Tras décadas de nefasta gestión económica y comercial, en 1990 Perú inicia un arduo proceso de reformas con el objetivo de reposicionar al país en los mercados internacionales y combatir la hiperinflación, el desabastecimiento y la escasez. Como parte de este proceso, por un lado, se otorga en 1990 prácticamente total autonomía al Banco Central de Reservas del Perú (BCRP) y se impone una política fiscal restrictiva con financiamiento externo, permitiendo con ello reorientar el rumbo de la economía. Casi en paralelo, se aprueba el Decreto Legislativo n° 668 en 1992, mediante el cual se establecía la liberalización del comercio exterior eliminando trabas y reduciendo trámites burocráticos; se ingresa al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés), se firma Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos en 1997, y se constituye en 2011 la Alianza del Pacífico, junto a México, Chile y Colombia, con el objetivo de crear un mecanismo de articulación política, económica, de cooperación e integración para la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas.
La última década no ha hecho más que confirmar la loable labor del país por continuar consolidándose como un mercado atractivo para la inversión extranjera. Tal y como indicaba el informe del Banco Mundial Contra viento y marea: Política fiscal en América Latina y el Caribe en una perspectiva histórica en abril de 2018, la política fiscal contra cíclica aplicada por el Perú le permitió recurrir al gasto público como herramienta de estímulo durante los años posteriores a la crisis económica global de 2008. En parte, gracias a ello, el PIB del país andino creció un promedio de 4,68% en la última década, se redujo la pobreza en más de un 50% y logró atraer cerca de 360.000 millones de dólares de IED entre 1998 y 2008. Asimismo, gracias al extraordinario desempeño fiscal, Fitch y S&P han ratificado su calificación BBB+ con perspectiva estable para el país, mientras que Moody's mantiene la calificación crediticia en A3.
En un contexto de creciente incertidumbre para la economía y el comercio internacionales, las perspectivas de crecimiento del PIB de Perú alcanzan el 3,8%, según diferentes organismos.
España tiene ante sí una oportunidad posiblemente irrepetible para continuar afianzando su compromiso para con el Perú frente a China (principal socio comercial de Perú), Reino Unido y EEUU -segundo y cuarto país de origen de la IED en Perú, respectivamente-. La ralentización del crecimiento del gigante asiático, la incertidumbre sobre el futuro de las políticas comerciales del Reino Unido generada por el Brexit y la política proteccionista impuesta por el Gobierno de Donald Trump, junto a la cartera de proyectos de más de 10.000 millones de dólares entre 2019 y 2021 que ofrece Perú, conforman el escenario idóneo para que España continúe siendo su principal aliado estratégico durante los próximos años, décadas y, por qué no, siglos.