Opinión

Los 'BRIC', ariete para promover los intereses chinos

Foto: Dreamstime.

Los BRIC son las naciones más importantes extra OCDE, con un peso formidable en la población y economía mundial: Rusia, Brasil, China y Sudáfrica cuentan con enormes recursos naturales, y significan la mayor parte de la superficie del planeta. Excepto India, son economías de renta media, y todas tienen gran potencial de crecimiento. Sin embargo, las BRIC son naciones muy diferentes, poco igualitarias y problemáticas, con intereses y sistemas políticos, sociales y culturales bastante dispares.

En China y Rusia, entre las naciones más autoritarias de la tierra, no existe Libertad de Prensa, pero Brasil y Sudáfrica son países democráticos. China e India son las menos respetuosas con el Medio Ambiente, y China rompe récords de contaminación del aire a escala planetaria.

En un ranking por coeficiente de Gini de 147 países, Sudáfrica es el segundo país con mayor desigualdad social del globo (posición segunda); Brasil ocupa la posición 19 y, excepto India, todos los BRIC están a años luz de los más igualitarios de Europa, así como en términos de Seguridad Jurídica de las inversiones exteriores. Rusia y China están entre los países con mayor corrupción, y en los demás la situación no es ni mucho menos halagüeña.

Sudáfrica y Brasil son países con altísima inseguridad personal y violencia interétnica: pesa la discriminación contra los ciudadanos de color, en el pasado a favor de los europeos, quienes controlan la economía. Sólo en Brasil se dieron 60.000 asesinatos en 2017, más que en toda la UE, EEUU, China y Rusia juntas.

En todos se da una alta diversidad étnica y conflictos interétnicos, que en Rusia, China e India determinan regímenes políticos autoritarios para preservar la unidad nacional. Sólo en Rusia hay 166 grupos étnicos diferentes y, en China, los problemas en las grandes provincias de Xinjiang y Tíbet, acarrean represiones violentas de los grupos secesionistas; baste recordar los efectos de la partición de la India al final de los años 40, con varios millones de muertos, para comprender los conflictos intergrupales pertenecientes a las diferentes tradiciones étnicas, religiosas (hinduistas, islámicos budistas, sijs), y grupos lingüísticos (de origen persa, sino tibetano, indo ario, drávida, entre otros).

La censura asianista en la India, nominalmente democrática, devalúa la legitimidad de sus instituciones. Por tanto, existen dificultades para alcanzar los objetivos de la Cumbre de 2018: fomentar el desarrollo económico equitativo, justo y sostenible de los BRIC, a través de la intensificación de relaciones económicas, no rivales, intra BRIC.

¿Pueden los BRIC arbitrar un contrapeso a las instituciones y relaciones económicas multilaterales tradicionales, controladas por Occidente, como el FMI y el Banco Mundial, intensificando la cooperación (tecnológica, energética) y relaciones económicas Intra BRIC? Probablemente, aunque la falta de tradición y disparidad de situaciones e intereses, jueguen en su contra. Lo que sí resulta obvio es que China tiene mucho que ganar de una mayor imbricación económica y financiera con los demás BRIC.

En la Cumbre se insistió en la retórica de los países Norte-Sur: Los del Norte desarrollado explotarían a los del Sur subdesarrollado, a través del intercambio desigual de productos industriales del Norte a cambio de los bienes del sector primario del Sur: mitos anacrónicos post colonización occidental, que no se corresponden con la compleja realidad multipolar actual.

Al día de hoy, es lógico que las grandes economías de la OCDE deseen intensificar sus relaciones con naciones no rivales con Occidente, relativamente menos problemáticas que los BRIC: países prometedores con renta y/o tamaño medio, como México; Indonesia; Vietnam; Singapur; Malasia; Tailandia, Argentina y Filipinas. ¿Podríamos incluir a Rusia y China entre los países del "Sur"? Difícilmente. Por ejemplos: la renta per cápita de Rusia (27.000 dólares), se acerca mucho a la de Portugal con 14 veces su población; existen enormes polos de desarrollo de tecnologías punteras en China; como la Zona Económica del Delta del Río Perla o la del río Amarillo, con ciudades como Hong Kong, que doblan la renta per cápita italiana. Brasil y Sudáfrica, también cuentan con industrias de alta tecnología, y la progresión de India es fenomenal.

Con todo, el patrón del comercio de China sí que es de corte claramente "Norte-Sur", es decir neocolonial: En las exportaciones de China a Rusia; Brasil; India y Sudáfrica predominan los bienes manufacturados y maquinaria; y en las importaciones de China de los demás BRIC, dominan productos del sector primario.

Excepto en el caso de Brasil, el comercio creciente con China o es superavitario para China o mejora en los últimos 3 años a favor de China, que quiere acaparar la mayor cantidad de recursos minerales, energéticos y agroalimentarios de los demás BRIC, para alimentar su "fábrica del mundo" y amparar a una población numerosa, cada vez más afluente.

Las autoridades de Beijing podrían utilizar sus gigantescas reservas financieras en divisas en los BRIC (3 billones de dólares), producto de la excesiva extraversión de la economía de China, orientada a la exportación. Además, los mercados de los países OCDE están saturados de productos chinos, sus poblaciones envejecidas y sus economías altamente endeudadas; luego los BRIC y demás países en desarrollo parecen mucho mejor negocio para China, en un entorno netamente proteccionista en EEUU.

China ofrecería un respiro financiero a los demás BRIC, con la ayuda al desarrollo y cooperación e inversiones exteriores, acicate para las exportaciones chinas: India, está interesada en la deslocalización de industrias chinas de bajo contenido tecnológico; y la Inversión Directa Extranjera china podría ofrecer un respiro a Sudáfrica, Brasil y Rusia, en su salida de una fuerte recesión económica.

Sin embargo, el patrón de internacionalización de China es diferente al deseado por los demás BRIC: China invierte en la extracción de bienes primarios y energéticos; en la generación de energía, telecomunicaciones, y en la construcción de grandes infraestructuras.

Sin embargo no abre plantas industriales, al contrario, lo que hace es arrasar sectores industriales completos de los países en desarrollo que se han abierto a su comercio, con sus productos muy competitivos, gracias a subsidios; enormes economías de escala; el dumping medioambiental y social; la piratería y canibalización de la propiedad intelectual de/y las empresas de la OCDE en territorio chino.

Finalmente, las esperanzas puestas en la Ruta de la Seda son excesivas: por ejemplos, véanse Sri Lanka y Pakistán, arruinadas por créditos chinos para infraestructuras, construidas por empresas y trabajadores chinos, en muchos casos inservibles y/o sin estudios de coste beneficio. Préstamos con condiciones más onerosas que las del Banco Asiático de Desarrollo, otorgados por un país, la República Popular China, que no se caracteriza por su generosidad en términos de Ayuda al Desarrollo: los préstamos tienen contrapartidas geopolíticas.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky