Opinión

BRICS, una cumbre para ocultar la división

La IX cumbre de los Brics estuvo eclipsada por el ensayo nuclear norcoreano. En la isla de Xiamen, sureste de China, se reunieron los dirigentes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Estuvieron presentes otros cinco países en desarrollo, entre los que destaca México.

La prueba fue condenada con firmeza en todo el mundo. También en Pekín aunque el presidente chino Xi Jinping se abstuvo de mencionarla de forma expresa en un foro económico previo. No es la primera vez que el norcoreano Kim Jong-un perturba las grandes citas diplomáticas de su aliado y vecino. Ya ocurrió en la cumbre de las Nuevas rutas de la seda de mayo.

Si bien Xi y su homólogo ruso Vládimir Putin subrayaron la necesidad de "evitar el caos en la península coreana", se reafirmaron en que es "absolutamente intolerable la nuclearización" de las dos Coreas. Los dos mandatarios acordaron "coordinar sus acciones".

Los Brics representan a casi la mitad de la población mundial y un cuarto del PIB del globo. Como todos los años desde que se unieron en 2009 se cuestiona su influencia. Su objetivo común de hablar con una sola voz en un mundo cuyas reglas económicas han sido dictadas por los occidentales parece alejarse.

La falta de cohesión del grupo es cada vez más patente. Sus sistemas políticos demasiado diferentes. Nada tienen en común el Partido Comunista chino, el personalismo de Putin, la corrupción institucionalizada brasileña y las convulsas democracias de India y Sudáfrica.

En los planos financiero y comercial siguen actuando de forma distinta. En el ámbito económico China, la segunda del mundo, e India, en pleno auge, se contraponen a las otras tres que sufren la caída de los precios de las materias primas, que penaliza sus exportaciones.

No acaban aquí las dificultades. El presidente brasileño, Michel Temer, y su homólogo sudafricano, Jacob Zuma, afrontaron graves crisis políticas en sus países. Por su parte, China e India vivieron en los últimos días un nuevo episodio de tensiones, debido a un conflicto fronterizo en el Himalaya. La desconfianza ya había quedado de manifiesto cuando el primer ministro indio Narendra Modi no acudió a la cumbre de las Nuevas rutas de la seda. Ese proyecto, promovido por el presidente Xi Jinping, se considera en India como un instrumento de asentar la influencia política y comercial de China. Pekín logra importantes excedentes respecto a sus cuatro socios, provocando críticas de India que denuncia su competencia desleal. Precisamente y como gesto de apaciguamiento, Xi aprovechó el último día de la conferencia para un encuentro bilateral con Modi.

Xi y los demás líderes lamentaron que las negociaciones de comercio multilateral estén estancadas y la puesta en práctica del Acuerdo de París sobre cambio climático encuentre resistencias. No se nombró de manera explícita a EEUU al rechazar el proteccionismo y defender una economía mundial abierta.

El principal logro concreto del grupo hasta ahora es el Nuevo Banco de Desarrollo, que prevé dar créditos por 4.000 millones de dólares en 2018, y ofrecer préstamos a proyectos del sector privado a medio plazo. Es una institución pensada como alternativa al Banco Mundial, al que muchos acusan de estar en manos de los occidentales.

Lo más destacable ha sido la invitación de México, país que aspira a pertenecer a los Brics. Su presidente, Enrique Peña Nieto, participó en la cita. En una reunión con el anfitrión ambos coincidieron en su enérgica condena a la actividad nuclear de Corea del Norte. México expulsó al embajador norcoreano como una "medida de rechazo" a las recientes pruebas. Pekín anunció que apoyará nuevas medidas del Consejo de Seguridad de la ONU contra Pyongyang.

China es el segundo socio comercial de México y primero entre los países de la región de Asia-Pacífico, con un intercambio, en 2016, de casi 75.000 millones de dólares, además de ser el sexto inversor en México de la región Asia-Pacífico y 32 en el mundo.

Peña Nieto habló de la renegociación del Tlcan. Compartió con Xi los avances en otros procesos de integración comercial llevados a cabo por México, como la modernización del Acuerdo Global con la Unión Europea, la figura de Estado Asociado de la Alianza del Pacífico y la ampliación al comercio con Brasil. Se retomó la idea de la creación de un Área de Libre Comercio de Asia-Pacífico.

El Brics ha dejado atrás un comienzo que parecía prometedor y en la actualidad solo da pasos titubeantes. De realizarse la incorporación de México, podría suponer un impulso a una situación poco menos que paralizada. De momento y como resumen, solo cabe decir que salvo la novedad de la posible expansión esta ha sido una cumbre para ocultar las divisiones.

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