
Aunque sólo represente una parte de la actividad de financiación alternativa, por su especial relevancia, el MARF merece una mención especial por la creciente importancia que está ganando en el tejido empresarial español. De hecho, desde su creación en el 2013, las emisiones en el Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF) han superado los 3.000 millones de euros en menos de cinco años.
Esta iniciativa del Ministerio de Economía busca crear un sistema multilateral de negociación cuya finalidad es facilitar la financiación de las empresas de tamaño medio mediante la emisión de pagarés, bonos y obligaciones u otros valores que representen deuda. Está, por lo tanto, orientado a la empresa con necesidades de financiación para fines de inversión, empresas con una situación financiera sólida y de elevada solvencia, por lo que la deuda emitida será considerada como de riesgo crediticio medio o medio bajo.
Este proyecto no es único en Europa, pues en otros países de nuestro entorno se han desarrollado mercados similares. Así tenemos mercados alternativos de renta fija en Noruega (ABM), Inglaterra, Francia (Alternext), Alemania (BondM) e Italia (ExtraMOT).
El MARF facilita las emisiones de deuda minimizando trabas burocráticas y plazos de emisión, ofreciendo una regulación simplificada y un proceso de admisión más sencillo que en los mercados ya existentes de renta fija. Respecto a su regulación, es el Consejo de Administración de AIAF el órgano encargado de la dirección y gestión del MARF. En este sentido, conviene aclarar que AIAF es el mercado español de referencia para la renta fija y, a su vez, está integrado en Bolsas y Mercados Españoles (BME).
Entre las múltiples ventajas propias de la financiación en los mercados de bonos encontramos, entre otras, la diversificación de fuentes de financiación, la posibilidad de acceder a estructuras de financiación flexibles, beneficiarse de un clausulado menos rígido que el tradicional bancario. Por otra parte, este mercado también promueve el acceso a financiación a plazos largos (5,7 o incluso 10 años) y con vencimientos bullet (único a vencimiento) con los beneficios que ello supone en la gestión del cash flow, la posibilidad de escalonar vencimientos, la mejora en la posición negociadora con los bancos y, en definitiva, la mejora en la imagen de la compañía y su visibilidad ante el mercado.
Pues bien, el MARF a todas las ventajas anteriores añade la simplificación del proceso de emisión y su abaratamiento de costes. Supone, por lo tanto, un buen instrumento para que compañías medianas, accedan a las ventajas del mercado de capitales, emitiendo bonos y obligaciones, pagarés, bonos proyecto y bonos de titulización.
Desde el punto de vista del inversor, todos los activos financieros emitidos en el MARF se dirigen exclusivamente a inversor institucional. Por el otro lado, desde la perspectiva del emisor, aunque las restricciones formales son muy pocas (de hecho casi se limitan a exigir formato de sociedad anónima y contar con las dos últimas auditorías sin salvedades), en BEKA sí recomendamos que las empresas tenga un perfil y unas características muy específicas para emitir en MARF.
A grandes rasgos el perfil de una compañía emisora en MARF sería el de una empresa que busca crecer, diversificar sus fuentes de financiación, extender plazos de financiación, o soluciones a medida.
Así, las empresas que quieran emitir en el MARF deben contar con un sólido negocio, se valorará que esté geográficamente diversificado, tener un Ebitda superior a 10 millones de euros, y unos ratios de apalancamiento (post operación) inferiores a 4 veces deuda financiera neta sobre Ebitda. Por último, esta combinación de factores debería traducirse en un calificación crediticia (rating) superior a BB, que consideramos casi indispensable para garantizar el éxito de la operación.
Por último, en el caso de que el perfil de la empresa no sea idóneo para el MARF, ello no significa que no tenga acceso a financiación alternativa, simplemente que el MARF no será el canal que recomendemos para ese caso concreto. Quizá una financiación bilateral en formato directo (direct lending) con un hedge fund especializado, sea, para algunos supuestos, la vía más recomendable.
El MARF es, por tanto, una buena oportunidad para empresas e inversores. Es una opción más de financiación alternativa corporativa que permite a la empresa financiar circulante o crecimiento, diversificar sus fuentes de financiación y optimizar su balance.