
Donald Tusk ha sido ratificado como presidente del Consejo Europeo. La primera ministra polaca, Beata Szydlo, hizo todo lo posible para impedir la reelección. Siguió la irracional línea de su jefe político, Jaroslaw Kaczynski. Ya la etapa de este al frente del Ejecutivo estuvo marcada por amenazas y coacciones. Ahora el líder del partido Ley y Justicia (PiS) volvió a intentar imponer su voluntad en el bloque.
Szydlo acusa a Tusk de entrometerse en los asuntos internos. Polonia lleva año y medio, desde la victoria del PiS, enfrentada a las instituciones europeas por su intento de controlar los resortes importantes de la Administración pública y los medios de comunicación. La Comisión abrió expediente al Gobierno, que se niega a dar marcha atrás en sus reformas autoritarias. Se ha pensado activar el artículo 7 del Tratado de la UE, que prevé la suspensión de los derechos de voto de un país miembro si toma medidas contra el Estado de derecho y las libertades civiles. Polonia acusa a las instituciones comunitarias de abrir ese expediente por motivos políticos y a Tusk de liderar el movimiento, aunque el proceso depende de la Comisión, no del Consejo.
Más allá de esto, es una cruzada personal de Kaczynski, quien odia a Tusk. Le responsabiliza de su derrota electoral de 2007. Tusk, del partido Plataforma Cívica, fue primer ministro entre 2007 y 2014, antes de que llegaran al poder los euroescépticos del PiS. Incluso, le considera responsable "moral" de la muerte de su hermano gemelo y entonces presidente, Lech Kaczynski, en un accidente aéreo en 2010.
El de Varsovia fue el único voto en contra; 27 a favor. Un fracaso estrepitoso. Obstinado nacionalista, Kaczynski está aislando cada vez más a su país. El comportamiento de su Gobierno ha sido inmaduro y alocado. El que un Estado miembro no firme las conclusiones de una cumbre por pura terquedad, porque no pudo salirse con la suya, no pasó nunca en la historia de la UE. Tusk advirtió a sus compatriotas de "no quemar puentes que no podrán cruzar de nuvo". Quizá en la política doméstica, la perorata del "candidato impuesto por Berlín" en torno a la reelección de Tusk tenga algún impacto. Mas el papel de eterna víctima que algunos en Varsovia insisten en representar ya no se corresponde con la realidad. Tusk fue propuesto al cargo por su propio país. Algunos miembros europeos, entre ellos Alemania y España, defendieron la reelección de Tusk hasta noviembre de 2019 como señal de estabilidad, solidaridad y unidad. Londres quiere comunicar la notificación oficial del Brexit antes de finales de mes y las negociaciones serán complicadas. La UE ya ha mostrado mucha paciencia con Polonia. Se comienza a hablar de la posibilidad de cortar el envío de dinero. Polonia es el mayor receptor neto. En dos años se negociará el próximo presupuesto. Varsovia pronto podría quedarse sin amigos que la apoyen en la nueva distribución.
Además del Brexit, los líderes han discutido, y seguirán haciéndolo, sobre economía, la situación en los Balcanes y la cooperación militar y de defensa. Esta ha sido la última reunión antes de la cumbre de Roma el 25 de marzo, con motivo del 60 aniversario del proyecto europeo. Cobra renovado protagonismo la "Europa a varias velocidades". Noción que choca, sin embargo, con los reparos de algunos, que temen convertirse en miembros de segunda. Así los jefes de Gobierno de los países del Grupo de Visegrado (Polonia, Eslovaquia, República Checa y Hungría) someterán a discusión en Roma su plan conjunto para reformar la UE. Consideran clave la unidad, la integridad, el mercado común y el espacio Schengen. Pero, al mismo tiempo, insisten en que los Parlamentos nacionales tengan más control sobre los procesos legislativos dentro de la Unión en detrimento de las instituciones europeas. Quieren garantizar la complementariedad entre la UE y la OTAN, acordada en la cumbre de la Alianza celebrada el pasado verano. Y evitar cualquier discriminación. Esto es polémico en lo referido a los que no han adoptado el euro. ¿Debe seguir dependiendo la eurozona en todas sus decisiones de aquellos que no pertenecen a ella?
En su encuentro informal de Versalles, preparatorio de la gran cita del día 25, Francia, Alemania, Italia y España se pronunciaron a favor de reconocer diferentes velocidades en distintos campos. El presidente francés, Francois Hollande, llegó a afirmar: "Si no lo hacemos, Europa explotará".
Polonia, como los demás Estados, puede reforzar Europa. O quedar rezagada para acabar progresivamente marginada. Ante el riesgo de parálisis los países que quieran acelerar la integración deben poder hacerlo.