Opinión

Un país parado por las primarias del PSOE

  • Aprobar los Presupuestos a finales de junio puede salirle caro a España

Las negociaciones de los Presupuestos Generales del Estado para 2017 se mantienen, aún, en el terreno de lo oficioso. Así se lo confirmaban a elEconomista.es fuentes del Ministerio de Hacienda hace unos días. Reuniones ha habido, sí. Capitaneadas por Cristóbal Montoro. Y con PSOE, con PNV y con Ciudadanos. Pero, ¿se está negociando? No. No hay papeles, no hay cifras, no hay intercambio de propuestas. Nada de nada. ¿Por qué? Por las primarias del PSOE.

"Aquí nadie quiere hacerse una foto a solas con el Gobierno. Ciudadanos no quiere, y menos aún con el lío del presidente murciano, Pedro Antonio Sánchez, imputado, al que ha estado sosteniendo en el poder hasta ahora. PNV tampoco quiere, y menos si en esa foto va a salir también Ciudadanos, en sus antípodas ideológicas. Todo depende del PSOE... y el PSOE por ahora no puede hacer nada", confiesa un conocedor muy cercano de los contactos multidireccionales entre los partidos que deben apoyar -o no- las Cuentas Públicas.

Varios dirigentes de peso en el Partido Socialista confirman que, efectivamente, poco o nada puede hacer la Gestora que preside Javier Fernández hasta que los militantes hablen en las primarias. Pedro Sánchez, que ha hecho del 'no es no' su gran estrategia, está dejando sin espacio a quienes preferirían optar por un PSOE colaborador que permita que haya Presupuestos y, de paso, se cobre 'victorias' como la del pasado diciembre, cuando arrancó al Gobierno el aumento del SMI del 8%. Quien hoy se presente contra Sánchez optando por colaborar con Mariano Rajoy puede salir trasquilado en las primarias. Y cabe imaginar que Susana Díaz, la más esperada en Madrid, calcula en estos momentos al milímetro sus posibilidades.

Porque de dar el salto a la competición, es de intuir que abanderará una oposición fuerte a Rajoy, a su Gobierno, a sus proyectos y, cómo no, a los Presupuestos. Al menos hasta mayo, cuando se celebre una votación entre la militancia para la que a día de hoy, por cierto, aún no hay fecha.

Pero hasta entonces, nada. El Ejecutivo insiste en que remitirá las Cuentas al Congreso a finales de marzo o principios de abril, pero sabe de sobra que no podrá contar con el PSOE de ninguna manera, al menos, hasta mediados de junio, cuando el vencedor de las primarias sea coronado como Secretario General de la formación.

Y esa demora a junio a España le puede resultar especialmente cara y perjudicial. El Ejecutivo no ha podido concretar el alza salarial de funcionarios; no ha lanzado aún la Oferta Pública de Empleo (OPE) aunque ha transmitido que será más generosa que la del año pasado; ha pospuesto la introducción de impuestos medioambientales y a las bebidas azucaradas que, en principio, iban a dejar 750 millones de euros en las arcas; mantiene en mínimos la obra pública; y debe cumplir un déficit del 3,1% que exige una acción legislativa rotunda y constante por la posibilidad de desvíos (como, por ejemplo, el de los 2.000 millones a devolver por el céntimo sanitario).

"Junio es posible. Incluso julio", afirman esas fuentes parlamentarias, quienes aún así pronostican un último tramo del año muy cuesta arriba por nuestras obligaciones con Bruselas.

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