Opinión

Estabilidad y crecimiento

Los últimos datos publicados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) pronostican una leve ralentización de la economía española, con un crecimiento del 2,8 por ciento para este 2016.

La OCDE ha puesto el acento en el riesgo de prolongar la incertidumbre política, ya que la inestabilidad lastra la confianza de la demanda interna y podría paralizar determinadas inversiones. Las compañías reclaman un marco legislativo que garantice la máxima estabilidad para emprender proyectos y saber cómo afectarán a su cuenta de resultados. Una estabilidad que también resulta fundamental para los inversores extranjeros, aunque no afectará de forma decisiva a las inversiones estratégicas más a largo plazo. Durante 2015 los inversores extranjeros llevaron a cabo inversiones directas por importe de cerca de 20.000 millones de euros, -mientras que destinaron más de 55.000 millones de euros a inversiones en cartera. Al mismo tiempo, se produjeron salidas de cerca de 49.000 millones de euros en el apartado de ?préstamos, depósitos y repos? y salidas de cerca de 51.000 millones de euros en la posición deudora del Banco de España.

Este contexto apunta que las empresas españolas están cancelando préstamos con entidades financieras extranjeras para pasar a financiarse por bancos nacionales que, gracias al apoyo del BCE, tienen mayor disponibilidad para ofrecer financiación. En consecuencia, se trata de una mejora de las condiciones de financiación de las empresas gracias al programa de expansión monetaria del BCE. Los datos muestran que los inversores internacionales confían en el crecimiento de España y en que la situación política actual será temporal. Este 2016 los inversores internacionales continuarán confiando y tomando más posiciones. A medida que se consolide esta tendencia, serán los inversores directos -mucho más estables- los que empezarán a invertir en España con una perspectiva a largo plazo en sectores como el inmobiliario, la construcción o la industria manufacturera.

Ahora bien, para atraer nuevas inversiones es fundamental que el país crezca y que el marco legal sea estable. Lo que necesitan los inversores y las compañías españolas es saber que las decisiones que toman en un momento van a respetarse y no se verán afectadas por cambios legislativos arbitrarios. No olvidemos que España continúa siendo uno de los países más atractivos para inversores europeos o extracomunitarios, tanto por los niveles salariales como por la libertad de movimiento de capitales dentro de la UE.

Pasada ya la fase de restricciones al crédito por el sistema financiero, y con el impulso de las medidas de política monetaria del BCE, la banca española se ha convertido en el principal interesado en ofrecer financiación a las pymes, el 98 por ciento del tejido empresarial y principal motor económico. La financiación internacional y otras fórmulas de financiación pudieron ser sistemas válidos cuando la banca no podía ofrecer crédito, pero tras la reestructuración del sector se ha retomado la actividad. En los últimos años el sector ha pasado de no conceder crédito -prácticamente- a buscar clientes para contribuir a la consecución de sus proyectos, poniendo especial atención en la máxima de la ?prudencia? para evitar errores pasados. Debemos contribuir a la generación de riqueza de manera sostenida, fomentando las buenas prácticas y la búsqueda de la excelencia, todo ello partiendo de un marco que garantice la estabilidad. El futuro de nuestro país plantea grandes retos pero también abre la puerta a grandes oportunidades para todos aquellos que tienen ganas de emprender, innovar y, en definitiva, de avanzar.

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