
Salvando honrosas excepciones, la calidad y el rigor de la información contable de los clubes de fútbol que conforman la llamada Liga de las Estrellas deja mucho que desear. La falta de seriedad se percibe en el depósito de las cuentas anuales en el Registro Mercantil. Para vergüenza del fútbol español, hay clubes, sociedades anónimas deportivas, que simplemente pasan de ese compromiso.
En otros casos, las cuentas anuales se confeccionan con una absoluta falta de diligencia, al punto que clubes de postín muestran sus balances descuadrados, integran partidas que desmontan por completo los activos o los pasivos, reflejan ingresos o gastos por varios millones de euros que no pintan nada o dejan de facilitar información clave que legalmente debe proporcionarse. Se advierten entramados extraños, sociedades a modo de pantalla. Dosis de creatividad contable.
Déficit de 137 millones
En ocasiones sirven para consolidar balances, a veces para recolectar ingresos, acaso para triangular las transacciones. Informes de auditoría que dan juego. La Liga de las Estrellas, con la forma de sus cuentas y el fondo de sus estados financieros, se bambolea. ¿Sirve para algo la Liga de Fútbol Profesional? ¿Se cumplen los objetivos para los que nacieron las sociedades anónimas deportivas con los concursos de acreedores planeando sobre clubes históricos? ¿Cuál es el papel supervisor del Consejo Superior de Deportes ante la falta de rigor y las brechas profundas de que adolece el fútbol español?
El cuadro deficitario de los clubes que integran la Primera División en la temporada 2006/07 queda patente al constatar que sus ingresos ordinarios ascendieron a más de 1.276 millones de euros, mientras que sus gastos de explotación se elevaron a 1.384 millones, de los cuales 780 millones correspondían a retribuciones salariales y algo más de 220 millones a amortizaciones de derechos sobre jugadores. Por ende, el factor trabajo, con 1.000 millones de euros, suponía el 72% de los costes futbolísticos. Otrosí, el volumen de gastos financieros soportados rondaba los 50 millones de euros. En definitiva, el déficit ordinario en 2006/07 de los clubes de primera alcanzaba 137 millones.
Con las deudas al cuello
Los activos no corrientes, donde fundamentalmente se concentran inversiones en jugadores, estadios e instalaciones deportivas, aunque también aparecen sorprendentes inmovilizaciones de carácter financiero, superaban en junio de 2007 los 2.060 millones de euros, mientras que los activos corrientes se cifraban en 971 millones. En conjunto, pues, las inversiones totales de los equipos que disputaban la Liga de las Estrellas eran de 3.031 millones.
Tantos activos apenas estaban financiados por 252 millones de euros de patrimonio neto que el conjunto de los clubes esgrimía, el 8%. Así, los 2.779 millones de euros restantes constituyen deuda pura y dura de nuestros clubes de fútbol, el 92% de sus inversiones. Deudas a largo plazo por importe de 1.496 millones y exigibles a corto plazo por 1.283 millones. Varios clubes de prestigio y excelente trayectoria están acorralados al presentar fondos propios negativos, lo que equivale a hablar de un estado de quiebra. Ninguno de ellos, hasta la fecha, ha tramitado concurso de acreedores. En los restantes, los activos corrientes son inferiores a las deudas a corto plazo. Peligro financiero.
La gestión económica del fútbol, hoy por hoy, es insostenible. El fútbol español se ha convertido en una máquina generadora de multimillonarios ingresos que quedan engullidos y sobrepasados por unos gastos monstruosos. Las deudas a veces superan los activos. Las insolvencias estallarán. Se antoja insostenible un modelo en el que temporada tras temporada los gastos devoran los ingresos. La débil capitalización de nuestros clubes los aboca a un endeudamiento muy exagerado. La factura, en forma de gastos financieros, pone la puntilla a unas cuentas dolientes y tenebrosas. ¿Hasta cuándo?