
¿Es España un país de emprendedores o por el contrario nuestra cultura favorece una actitud más apartada de los riesgos? Se trata de un debate que admite diversos puntos de vista, porque nuestro país ha sido capaz de aportar grandes descubrimientos y hazañas para la Humanidad, al tiempo que se ha hecho famoso por el "vuelva vd. mañana".
Cuando uno examina la historia de éxito de nuestras empresas en sectores tan diversos como la energía, la banca, las telecomunicaciones, la construcción, el negocio inmobiliario, la hostelería, etc. resulta difícil decir que nos faltan capacidades de gestión empresarial. Todo ello forma parte del "milagro español" que nos ha llevado en los últimos años de ser una economía subvencionada a situarnos por encima de la media de la UE.
Lo cierto es que las empresas buscamos personas que trabajen y tomen decisiones con mentalidad de empresario. Profesionales con el liderazgo y la iniciativa necesarios para enfrentar cualquier reto que el mercado les ponga, capaces de involucrar a los demás en su proyecto. Y lo cierto es que este talento es escaso, por lo que deberíamos hacer un esfuerzo por darle las oportunidades y el protagonismo que se merece.
Hablamos de emprendedores por cuenta ajena o de intraemprendedores que muchas veces no sólo no son protegidos por las organizaciones, sino que son expulsados por un grupo humano que no comprende su visión, decisión y, tal vez, arrogancia. En España nos encontramos con verdaderos emprendedores, que son capaces de crear una empresa desde cero y hacerla crecer hasta límites insospechados.
Las diez claves más iportantes
Entendiendo esto, quizá podamos acercarnos a alguna de las claves para fomentar este capital humano emprendedor en nuestras empresas, tan necesario en momentos como los que estamos atravesando, económicamente hablando:
- Los empresarios españoles muestran muchas veces dificultades para compartir el capital. Cuando uno quiere contar con los mejores y que estos den lo mejor que llevan dentro, debe estar dispuesto a compartir la propiedad de la empresa -al menos con los primeros niveles, si la compañía es muy grande-.
- La forma de progresar ha estado siempre vinculada a factores como la antigüedad o el criterio del jefe directo. Estos mecanismos de progresión no animan a los emprendedores, que normalmente florecen de forma más natural en meritocracias donde los resultados y las capacidades son los factores que condicionan el avance.
- El estilo de dirección un tanto personalista y autoritario lleva a cosas muy positivas como la capacidad de ejecución a corto plazo, pero al mismo tiempo inhibe el potencial del equipo.
- Algunos jefes tratan de ocultar a los colaboradores que intentan ir más allá. Mejor rodearse de gente obediente que acate el liderazgo por razón de cargo, piensan algunos. Definamos programas para detectar ese talento oculto.
- El acto de crear o de emprender requiere mucho apoyo, tanto financiero como de gestión. Contar con un jefe y un entorno que te apoyen resulta fundamental a la hora de poner en marcha iniciativas y proyectos.
- Los sistemas de incentivos muchas veces orientados al más puro corto plazo no siempre reconocen algunos esfuerzos y contribuciones. Contar con mecanismos que permitan detectar y premiar las mejores iniciativas es, sin duda, un paso en la dirección adecuada.
- La cultura del no riesgo propia de nuestra educación reglada puede también actuar como una limitación. Desde el colegio nos educan en un mundo no muy real donde todo tiene una respuesta concreta y cierta, lo cual casi nunca es así en la vida real.
- Los rápidos crecimientos en mercados con mentalidad de corto plazo son un claro enemigo de los modelos empresariales sostenibles en el tiempo. Cuando un negocio va bien deberíamos empezar a pensar cuándo será el final del ciclo y qué vamos a hacer para equilibrar la caída de ingresos cuando llegue.
- La estabilidad en el puesto y la responsabilidad suele ser habitualmente un factor en contra de la actitud emprendedora y de la toma de riesgos.
- Por último, el trabajo por misiones o proyectos puede ser otra buena vía de fomentar entre nuestros colaboradores el emprendizaje y el sentimiento de propiedad.
Casi ninguno de los factores analizados forman parte de la natural forma de hacer en el mundo de los negocios hispanos, por lo que avanzar en esta línea requiere convencimiento y mucho trabajo hasta que los resultados se vean.