Opinión

Moncloa se alinea con Alemania para contener el 'efecto Podemos'

El Gobierno español ha manifestado reiteradamente su indisoluble adhesión al frente alemán en las negociaciones entre Grecia y sus acreedores. De este modo, Moncloa se sitúa en la línea más dura de defensa de la ortodoxia europea frente a posturas más concesivas y a las aspiraciones helenas de flexibilizar su hoja de ruta con excepciones que abrirían la puerta a demandas similares en otros socios del euro que, como Irlanda, ya han pedido para sí cualquier mejora que se le brinde a Grecia. 

Y si España se alinea con Alemania no es sólo porque nuestro país sea un ejemplo del éxito de las reformas estructurales y ajustes marcados por la UE, sino porque también en la arena política el partido en el Gobierno obtendrá el rédito de desinflar el fenómeno Podemos en la medida en que el Ejecutivo de Syriza fracase en sus veleidades y desafíos a los socios del euro.

Bajo la asunción de parte de la opinión pública de que el partido de izquierda radical griega Syriza es algo así como un alter ego de la formación liderada por Pablo Iglesias -extremo más que discutible y del que ya intenta desmarcarse Podemos- el Gobierno español estimaría que cualquier concesión al primero alentaría las aspiraciones del segundo y atraería votos a su formación y verosimilitud a sus postulados.

Sensu contrario, el fracaso de aquellas aspiraciones de Syriza que contradigan el ADN alemán de seguir la hoja de ruta de la austeridad y las reformas desactivaría el atractivo de medidas propuestas por Podemos, especialmente las relativas a la reestructuración de la deuda y la auditoría ciudadana del pasivo público. El lanzamiento desde Europa del mensaje nítido de que no hay espacio para concesiones es claramente un callejón sin salida para la formación de Pablo Iglesias.

Planteamiento a escala europea

La tesis que subyace a este planteamiento, pero elevada a escala europea, ya ha sido recogida por el diario The Wall Street Journal, según el cual uno de los grandes temores entre los mandatarios de la eurozona sería que la izquierda radical comenzase a llegar al poder en los países más afectados por la crisis. No hay que olvidar que partidos alejados de la ortodoxia, como puede ser el Movimiento 5 Estrellas en Italia, el incipiente hermano mellizo de Podemos en Portugal, o los eurófobos del UKIP en Reino Unido, entre otros, podrían capitalizar cualquier éxito de Atenas para movilizar a su electorado y alentar sus pretensiones.

Por eso, indica el rotativo estadounidense, si la eurozona quiere evitar que el auge de los partidos radicales se extienda,se debe obligar a Grecia a seguir con el plan firmado con el anterior Ejecutivo heleno, incluso si ello supusiera afrontar un Grexit. Se trataría de sacrificar a Grecia para salvaguardar la estabilidad política en otros países y contener el ascenso de formaciones contracorriente. Por el contrario, si se abriera la mano con Atenas, se firmaría la victoria del Ejecutivo de Alexis Tsipras sobre la austeridad defendida por Berlín y se allanaría el camino para que otros líderes diseñasen estrategias anticrisis a la carta.

En este sentido, el profesor del CEF Juan Fernando Robles indica que es claro que, tanto para el Gobierno español como para otros Ejecutivos europeos, una victoria de Syriza en Bruselas evidenciaría el fracaso de las políticas populistas que propugnan partidos como Podemos, afectando negativamente a sus perspectivas de captación de votos. Y añade Robles que si Moncloa se alinea con Berlín sobre el cumplimiento del memorándum de restate a Grecia es para demostrar que las políticas populistas no tienen cabida en Europa. "Conseguir que el Ejecutivo de Syriza acepte las condiciones del rescate mostrándole la puerta de salida del euro sitúa al partido que lidera Pablo Iglesias como una formación abocada al fracaso de sus políticas", zanja Robles.

Los expertos consultados por elEconomista destacan, además, los perjuicios que supondría para el propio Gobierno heleno llegar al punto de una ruptura con sus socios. Indican que Tsipras se encontraría con un escenario económico de zona cero: inflación y endeudamiento desbordados y las puertas de la financiación cerradas. Algo imposible de defender ante el electorado que el 25 de enero apostó por renovar la ilusión de reconstruir la economía helena.

La clave de la competitividad

Al margen del rédito político que para la UE supone ejemplarizar al resto de socios con Grecia y al resto de formaciones políticas con Syriza, también hay una razón esencial para Alemania en su afán por defender la vía férrea de los ajustes y las reformas estructurales: para Berlín, la competitividad es la única vía para fortalecerse ante los vaivenes económicos.

Y las reformas marcadas tienen como meta que todos, Grecia inclusive, lleguen al nivel de competitividad necesario para capear los ciclos. Como explica un economista alemán a este diario, las reformas y ajustes no se diseñan para poner a los países "a dieta" por una cuestión estética, sino para colocarlos en la forma física necesaria para poder correr.

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