Opinión

El regalo de Navidad de Montoro

Cristóbal Montoro

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se presentó ayer en el Consejo de Ministros como una especie de Rey Mago o de Papá Noel cargado de regalos para las autonomías en lugar de carbón, como se merecían. Un plan para financiar al cero por ciento la deuda contraída con el Estado para pagar las facturas en el cajón. ¿A qué se debe este arranque de generosidad? Desde luego, no sólo a que ahora sea posible por el menor coste de financiación del Estado, como explicó. Es la única manera de meter en cintura a los gobiernos regionales. Más de la mitad incumple ya el déficit previsto para todo el año, mientras que la deuda crece a tasas desbocadas del 15 por ciento, ante la impaciente mirada del ministro de Hacienda. Un caramelo que costará alrededor de 5.300 millones anuales a las depauperadas arcas del Estado.

El plan del ministro consiste, además, en tomar el control sobre la emisión de deuda futura para contenerla. Si logra poner límite a su endeudamiento, forzosamente tendrán que ajustar el gasto. Una prueba más de que no bajó lo suficiente durante estos años. Un informe de la consultora Freemarket, que reproducimos hoy, apunta que el 70 por ciento de los recortes consiste en parar la licitación de obra pública y el 30 por ciento restante son de personal. Pero el tamaño de las administraciones autonómicas y de sus entes públicos sigue casi intacta.

Hay gobiernos como los de Cataluña que, pese a sus graves problemas económicos, ni siquiera quieren escuchar las propuestas presentadas desde la Vicepresidencia que dirige Soraya Sáenz de Santamaría para adelgazar el coste de su administración.

El plan de pago a proveedores y el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) permitieron restablecer la credibilidad del Gobierno frente a sus acreedores, pero éstas lo transformaron en una trampa para burlar los controles de gasto. Como hemos denunciado reiteradamente en elEconomista, las autonomías traspasan una parte de sus compromisos sobre deuda y gasto a estos planes, que permiten ocultar parte del déficit. Un ejemplo es el de las farmacias. Algunos presupuestos autonómicos cubren poco más de medio año. El resto se traslada con cargo al siguiente ejercicio y se sufraga con cargo al Estado (ahora sin intereses), de manera que se genera una bolsa de retrasos, que pasa de año en año como deuda pendiente, en lugar de déficit.

¿Qué incentivo tendrán para pagar a las farmacias a tiempo? Ninguno, al revés, los retrasos tienen premio.

En Cataluña, Valencia o Murcia aún es peor, porque sus gobiernos directamente incumplen los objetivos de deuda y déficit sin que Hacienda se atreva a sancionarlos o a cortarles el grifo del dinero público. El Gabinete de Artur Mas se excusa en que la Generalitat recibe mucho menos de lo que recaudaría como país independiente, mientras que Alberto Fabra (Valencia) ó Alberto Garre (Murcia) argumentan que son discriminadas en el reparto. Montoro prometió reformar la financiación autonómica a mediados de 2014, pero finalmente lo dejará para otra legislatura, ante la indefinición de Rajoy sobre qué hacer con Cataluña.

El plan del ministro de Hacienda supone otro balón de oxígeno para muchos gobierno regionales, que podrán así escapar a los recortes del gasto un año clave, en vísperas de elecciones. "Ya sé que os gustaría que interviniera una autonomía -asegura Montoro a los periodistas-, pero no lo voy a hacer". El ministro dice que sigue los pasos de la Unión Europea, que en lugar de adoptar sanciones contra Francia e Italia, por el incumplimiento de sus déficit, les amplió el plazo para que presenten planes de recorte.

Lo peor es que hasta el propio Montoro hace trampas con el grupo público Radio Televisión Española (RTVE). Su anterior presidente, Leopoldo González-Echenique, presentó su dimisión porque no le autorizó un incremento presupuestario extra de 113 millones de euros. Pero ahora el grupo público pretende acogerse a un exención del IVA para las televisiones autonómicas introducida en la reforma fiscal, que le permitiría ahorrarse 90 millones. Además, Hacienda pretende que Loterías financie con 16 millones Teledeporte para evitar su desaparición.

Desde luego, el ministro no predica con el ejemplo. En lugar de empeñarse en que las autonomías reduzcan el gasto o cierren sus televisiones públicas, introduce incentivos para burlar los controles por la puerta de atrás. El problema es el mensaje que trasciende. Los ciudadanos nos ajustamos el cinturón, mientras que las administraciones y sus gobernantes viven por encima de sus posibilidades.

Veamos si Montoro logra poner coto a la deuda autonómica a cambio de dinero barato, porque como Grecia adelante las elecciones legislativas a febrero y venza la izquierda como indican los sondeos, esta primavera puede acabarse el dinero a tipo cero que los políticos reparten con tanta alegría.

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