El escándalo de las tarjetas black de Caja Madrid ha despertado una auténtica revolución en los hábitos de pago. Muchos altos cargos de grandes compañías aseguran tener ahora alergia al dinero de plástico y pagan de su bolsillo, en efectivo, los gastos de representación. Algunos admiten que hasta ahora cargaban a sus empresas todo tipo de desembolsos, incluso privados, como taxis, café o copas. Sin embargo, ahora prefieren ser más cuidadosos, no tanto por la cuestión de si esos gastos tributan o no, sino, sobre todo, por lo embarazoso que resulta que una lista de compras personales se haga pública.
