Opinión

¿Cuántos Poncio Pilatos integran los altos tribunales de justicia españoles?

Carlos Lesmes, Presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, manifestó el pasado martes, 21 de octubre, que la ley procesal está pensada para los "robagallinas" y no para el "gran defraudador".

Añadió también que, todo ello, supone una gran traba para luchar contra la corrupción. Por último, comentó que si la Justicia no funciona, no puede tener cabida la regeneración política.

Este discurso político, que es más bien un gran brindis al sol, es perfecto para que el Sr. Lesmes pueda exponerlo ante los dirigentes del PP-PSOE, que lo han elegido para ocupar el puesto (más político que judicial) que actualmente desempeña.

El problema del citado canto de sirena es la confusión que crea el término "gran defraudador", más bien convendría sustituirlo por "casta política".

Histórica y tradicionalmente, la figura de Poncio Pilato se ha asociado a la sumisión a los más bajos y rastreros intereses de la política y, por tanto, la misma se ha convertido en el símbolo de la vileza.

Recordemos que este prefecto romano, que llegó a ocupar el cargo de gobernador de Judea, tuvo que decidir entre absolver a Jesucristo o crucificarlo.

Poncio Pilato tenía una gran formación jurídica y, por ende, conocía el Derecho Romano perfectamente. Tanto es así que realizó multitud de gestiones, de alcance judicial, ante el Emperador Tiberio al objeto de absolver a Jesús y librarlo de la crucifixión. Puesto que conocía, con arreglo a la ley vigente, que el proceso seguido contra Jesucristo era injusto, comenzando por la propia acusación.

No obstante y en contra de sus verdaderas intenciones, en cuanto Pilato percibió que su cargo y posición estaban amenazados, cedió ante las presiones políticas y condenó a Jesucristo al calvario de la Cruz.

¿Cuántos políticos y sindicalistas estarían en la cárcel en España si nuestra Justicia fuera independiente?

Por supuesto que hay que mejorar y, consecuentemente, modificar y actualizar nuestra ley procesal, Sr. Lesmes. Aunque bastaría únicamente con resucitar a Montesquieu.

El gesto atribuido a Poncio Pilato y relativo a "lavarse las manos" fue relatado por San Mateo en su Evangelio para aludir a la injusticia que se cometió al condenar a Jesucristo.

¿Cuántos magistrados integrantes de los altos tribunales de Justicia en España se han "lavado las manos" cuando se ha tratado de juzgar (o teatralizar) los casos de corrupción presuntamente cometidos por políticos de la partitocracia?

La reforma más importante es la relativa a despolitizar nuestra Justicia. Esta es la base de la regeneración política, Sr Lesmes.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky