Las andanzas del denominado pequeño Nicolás han hecho sonrojarse a más de un responsable de seguridad, tanto en La Moncloa como en La Zarzuela. Hasta el punto de que las intromisiones del joven impostor en actos oficiales han motivado una revisión de los protocolos de seguridad más básicos y de sentido común. De hecho, es ya norma que, en todo acto al que asistan personalidades del Gobierno y del Estado, los acompañantes de los invitados informen con antelación de su nombre, apellidos y número de DNI.
Con toda esa información, los encargados de seguridad tendrán que elaborar una lista específica que será objeto de una posterior comprobación, cuando se presenten en persona los acompañantes, que pasa por un chequeo personal. Oficiosamente, se dice que tendrán especial cuidado con los que tengan menos de 25 años.