El gasto del Estado se reducirá un 3,2 por ciento en 2015, 4.200 millones menos que en 2013. El descenso del seguro de desempleo y del coste de la financiación de la deuda son los factores que más contribuyen a bajar la presión. Montoro asegura que no serán necesarios nuevos ajustes porque la reducción de gasto público se compensará con más crecimiento económico y mayores ingresos. A pesar de que la tendencia para los próximos meses es positiva, se aprecia un exceso de optimismo, cuando la situación en la eurozona no está del todo resuelta, según muestran los últimos indicadores de confianza. Hablar del fin de los recortes y renunciar a las reformas pendientes, no es lo más aconsejable aunque suene bien a oídos de los electores.