
El capital está volviendo a casa. Los déficits comerciales están creciendo. La reforma se ha paralizado. Y los años fáciles del crecimiento convergente han llegado a su fin. No hay razones de escasez por las que los mercados se hayan vuelto pesimistas respecto a los mercados emergentes, y hay muchas explicaciones de por qué se han visto tan seriamente afectados en el comienzo de 2014.
Hay una cosa que no acaba de cuadrar, sin embargo. Mientras que los mercados emergentes se han despeñado, los 'mercados de frontera' se han comportado tan bien como siempre. Superaron fácilmente a la mayoría del resto de activos el año pasado, y han seguido creciendo aun cuando una crisis de mayor envergadura se ha propagado por el mundo en desarrollo.
Hay dos posibles explicaciones para eso. Puede ser que los mercados no hayan tenido tiempo aún para advertirlos, y que los mercados de frontera serán machacados lo antes posible. Pero también puede ser algo más interesante, y es que las naciones de frontera sean ahora los verdaderos mercados emergentes.
Lo que denominamos mercados 'emergentes', después de una década o dos de crecimiento, son de hecho economías de rentas medias bastante maduras. Las que pensamos que son las características distintivas de los mercados 'emergentes' -muy pobres, pero con la capacidad para un rápido crecimiento- pueden encontrarse ahora en mercados de frontera como Vietnam, Qatar o Nigeria. La realidad es que la terminología se ha quedado por detrás de la realidad. Los mercados emergentes ya no son emergentes. Los mercados de frontera lo son.
Los cambios
Ningún inversor puede haber ignorado la manera en que los mercados emergentes se han despeñado este año. Una liquidación que comenzó a finales de 2013 se aceleró en enero. De Turquía a Argentina, pasando por Rusia y Sudáfrica, los mercados de valores se despeñaron. Las monedas de mercados emergentes fueron machacadas en enero, y están ahora en su nivel más bajo desde 2009 tras perder el 15% en el último año.
Después de todo, los valores de mercados emergentes cayeron un 6,6% en enero, su peor comienzo de año desde 2009. A medida que caían los mercados, hubo un montón de discusión sobre cómo el crecimiento de aquellos países había llegado a pararse, y cómo el dinero fácil creado por la flexibilización cuantitativa había creado una burbuja, que estaba ahora a punto de explotar con previsibles consecuencias desagradables.
No todas las economías menores en desarrollo se han visto afectadas tan duramente. El índice MSCI Frontier Markets [MSCI Mercados de Frontera] creció un 26 por ciento el año pasado, mientras su índice de Mercados Emergentes cayó un 3%. Eso ha continuado este año. El S&P Frontier Index (Índice de Frontera S&P) ha subido casi un 2 por ciento en lo que va de año, que no es algo espectacular, pero no está mal dado que solo estamos en febrero, y estos índices están hechos para irse a pique.
El Índice de Dubai es uno de los mercados que mejor se está comportando en lo que va de año, junto con Qatar. Vietnam lo está haciendo bien, así como algunos de los países africanos. Aquí hay un enigma. Si el mundo en desarrollo se vio afectado por la decisión de la Fed de poner fin a la cantidad de dinero que inyecta en el sistema, o de lo contrario por una ralentización del crecimiento global, ¿no debería haber afectado eso también a todos estos mercados? De hecho, mercados diminutos como Dubai o Vietnam deberían verse aún más afectados por la vuelta a casa del dinero especulativo que otros más grandes como Turquía.
De hecho, el problema real es que muchos mercados emergentes no son ya realmente 'emergentes', al menos no en ningún sentido significativo. Echemos un vistazo a algunas de las naciones de ese grupo (según las definiciones de MSCI). ¿China? Bueno, dado el mucho debate que hay sobre si es China o EEUU la economía más importante del mundo, ¿tiene realmente sentido describirlo aún como 'emergente'? En realidad no. ¿Brasil? Sin duda es aplicable el mismo razonamiento. ¿Turquía? Con un PIB per cápita de más de 10.000 dólares por año, parece más una nación de ingresos medios. ¿Polonia? Perteneciente a la UE, y desbordada de fábricas alemanas, también está ya demasiado desarrollada. ¿Grecia? Antes era un mercado 'desarrollado', pero cinco años de agotadora recesión le han hecho descender un nivel.
¿En qué posible sentido de la palabra es 'emergente', a menos que se estire la definición para que incluya 'emergente en la Edad de Piedra? Es una definición disparatada. Grecia tiene una economía que está yendo hacia atrás rápidamente, y no tiene esperanzas de una recuperación importante hasta que consiga una nueva moneda.
De hecho, muchos de los denominados mercados 'emergentes' tienen ahora tasas de crecimiento bastante vulgares. La economía china todavía está creciendo velozmente. También lo están haciendo Filipinas e Indonesia, que prevén un crecimiento del 6,1% y del 5,1% este año, respectivamente. Pero muchos de los otros no tienen una pinta tan atractiva. Se espera que Corea del Sur crezca un 3,5% este año. La República Checa, un 2,1%. Hungría, un 1,9%. Eso no es sugerente para los estándares de nadie. Es un crecimiento más lento que el que es probable que vean este año economías desarrolladas como EEUU y Reino Unido.
Rápido crecimiento
Son los mercados de frontera los que están creciendo rápidamente. Nigeria tiene una tasa de crecimiento prevista del 7,1 por ciento este año. Qatar crece un 5,6 por ciento anual, y Vietnam un 5,7 por ciento. Están mucho más cerca de la clase de tasas que los inversores esperan cuando ponen su dinero en el mundo en desarrollo.
En realidad, ha habido un cambio. Los mercados emergentes han madurado y a medida que lo han hecho también han empezado a chocar con muchos de los mismos problemas que sus vecinos desarrollados. El crecimiento fácil que se produce al trasladar trabajadores de los campos a las fábricas, o de alentar a las mujeres a incorporarse al mercado laboral, ha terminado. El desarrollo que se obtiene de una mejor educación y sanidad ya se lo han anotado entero. Sus empresas ya no pueden simplemente coger ideas del mundo rico y copiarlas. En lugar de eso, tienen que innovar para anticiparse, y eso es más difícil. Al mismo tiempo, hay una demanda creciente de derechos laborales, y de gasto en estado del bienestar, y todo eso cuesta dinero.
Es poco sorprendente que países como Corea del Sur o Polonia se hayan frenado. Pero los mercados de frontera aún no han chocado con esas barreras. Puede que los mercados emergentes se hayan tambaleado en el último mes. Pero el mundo verdaderamente en desarrollo -lugares como Vietnam, o Nigeria o Qatar- están avanzando. Y es la mejor apuesta para los inversores a largo plazo.
Matthew Lynn, director ejecutivo de la consultora londinense Strategy Economics.