Opinión

El juez tendrá la última palabra en la venta del edificio ABC Serrano

Reyal Urbis, uno de los mayores grupos inmobiliarios de España durante el boom del ladrillo, ha intentado iniciar un camino para alejarse de la situación de crisis que vive. La inmobiliaria, que actualmente se enfrenta a una deuda que roza los 4.000 millones de euros, está ultimando un acuerdo para vender la joya de su corona, el centro comercial ABC Serrano, junto al edificio de oficinas en la madrileña Avenida San Luis, donde tiene su sede Unidad Editorial, para amortizar parte de sus compromisos financieros con un acreedor.

La venta se realizaría al fondo IBA Capital por un importe total de 100 millones, lo que permitiría saldar deuda con Hypothekenbank Frankfurt, la entidad propietaria de la hipoteca del inmueble.

El problema, de acuerdo con los expertos jurídicos consultados por este periódico, radica en que como Reyal Urbis está en concurso, la operación debe ser aprobada por el juez y está supeditada, además, a que nadie ponga pegas al permitirse a un acreedor adelantarse al resto. Reyal Urbis, que brilló con fuerza durante los años dorados de la construcción en España, está intentando no obstante buscar una salida adecuada con la que todo el mundo pueda salir beneficiado.

El fin de la burbuja inmobiliaria pilló por sorpresa a su presidente, Rafael Santamaría, que no supo anticiparse a la dura crisis que llevaría a su empresa familiar a protagonizar el segundo mayor concurso de acreedores de la historia, por detrás de Martinsa Fadesa.

La compañía lleva ya dos años y medio de negociación con sus acreedores con el fin de garantizar la continuidad de su actividad, y aun que el grupo cuenta con un sólido patrimonio, los frutos de esas conversaciones no se habían materializado hasta ahora.

La operación diseñada para la venta del ABC Serrano cumple el patrón de las opciones que la compañía tenía en mente para superar el concurso de acreedores voluntario, en el que está inmersa desde el pasado mes de febrero y que solicitó después de que la banca rechazara su plan de refinanciación de deuda.

Hace tan sólo un mes, el grupo planteó nuevas opciones a sus acreedores, como la aplicación de una quita del 50 por ciento de su pasivo o el canje de deuda por activos. La última palabra la tendrá ahora sin embargo el juzgado encargado de su administración concursal. La venta puede ser una gran operación para empezar a saldar la deuda pendiente de la compañía.

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