
La semana anterior a la presentación de los Presupuestos la palabra recuperación ha sobrevolado el ambiente como si fuera un eslogan publicitario. El Gobierno parecía enviar este doble mensaje: los Presupuestos de 2104 son los primeros con una economía en recuperación y, además, contribuirán a fortalecerla. En su presentación, el ministro ha sido más prudente, aunque sin excluir el mensaje de fondo: el cumplimiento presupuestario potencia la salida de la crisis.
¿Es esto así? Distingamos ambas cuestiones: ¿estamos en una recuperación y de qué tipo? ¿Los Presupuestos de 2014 la harán más vigorosa? Respecto a lo primero, es probable, como opina el Gobierno, que abandonemos este año la recesión y el próximo crezcamos algo por encima del 0,5%, aunque sólo por efecto de la aportación del sector exterior, ya que la demanda interna (consumo e inversión) continuará cayendo.
Recuperación incierta
Por su parte, el desempleo se situará en torno al 26% y no se creará empleo neto apreciable. Es, ciertamente, una recuperación porque empezamos a crecer, pero ¿qué tipo de recuperación? A mi juicio: incierta, débil, desequilibrada y que no merece el nombre de verdadera recuperación.
Incierta. La sola enumeración de las incertidumbres internacionales estremece: la posible paralización presupuestaria de la economía de Estados Unidos o los efectos depresivos de la retirada de su exceso de liquidez (tapering), el debilitamiento de las economías emergentes, sobre todo China, India y Brasil, la dudosa consolidación del resurgir japonés, el no descartable cataclismo geopolítico en torno a Siria, la desconfianza sobre el vigor de la recuperación europea, los posibles nuevos ajustes en el sur de Europa tras la contundente victoria de la canciller alemana y los graves problemas de Italia, Grecia o Portugal. Todas ellas amenazan nuestra recuperación.
Débil. Se trata de un crecimiento que no alcanza el umbral mínimo (1,3%) para crear empleo. Una debilidad, además, que es efecto de la política de austeridad a ultranza aplicada por el Gobierno, consecuencia a su vez de las exigencias europeas dominadas por la férrea imposición alemana. ¿Se volverá a repetir la historia del 2010 y 2011, cuando tuvimos una débil recuperación y luego otra caída?
Desequilibrada, por no decir injusta. Una recuperación basada, en gran medida, en la reducción de los costes laborales unitarios que aumentan las exportaciones. Los costes laborales se reducen por el incremento de la productividad del trabajo derivado del mayor paro y por la reducción de salarios, acentuada tras la reforma laboral. Son, por tanto, los asalariados quienes soportan el coste de la recuperación: unos porque se quedan sin trabajo y otros porque ven reducidos sus salarios. Mientras tanto, suben los beneficios empresariales. ¿Es equilibrado y justo este reparto de los costes?
Injusto reparto de costes
¿Recuperación verdadera? Ciertamente no. ¿De qué nos recuperamos? De nada de lo importante: no creamos empleo, no aumentamos el consumo porque disminuye la renta, no invertimos por falta de crédito, tenemos peor educación y sanidad y la desigualdad aumenta de manera alarmante. ¿Podemos llamar a esto recuperación? Acertaba el presidente del Gobierno: "Salimos de la recesión, pero no de la crisis".
Vayamos con la segunda cuestión: ¿Contribuirán los Presupuestos de 2014 a una sólida recuperación creadora de empleo? Existen dudas razonables sobre ello, de las que citaré sólo algunas. En primer lugar, aunque menos que los anteriores, estos Presupuestos seguirán siendo contractivos: tendremos que reducir casi un punto porcentual el déficit y, en el probable supuesto de que no se cumpla el objetivo de 2013, la reducción será mayor.
El Presupuesto no fortalece, deteriora la recuperación. En segundo término, en las diversas partidas presupuestarias hay evidentes ajustes y obvia falta de estímulos. Se congelan los sueldos de los funcionarios, lo que, unido a la práctica congelación de las pensiones y al previsible descenso de los salarios por la reforma laboral, proyecta un escenario de reducción generalizada del poder adquisitivo con la consiguiente caída del consumo. La inversión pública en su conjunto desciende, pese a débiles aumentos en I+D, y no se estimula la inversión privada.
Por último, ningún nuevo incentivo presupuestario al empleo. Sin ello, la reforma laboral será insuficiente: las caídas salariales deterioran el consumo, aumentan beneficios y sólo crean empleo precario (temporal o a tiempo parcial), los parados no disponen de políticas activas para buscar trabajo.
Definitivamente no son los Presupuestos de la recuperación, es un eslogan publicitario. El propio Gobierno predice crecimientos superiores al 2% sólo a partir de 2016. Y la prestigiosa PwC en su Global Economy estima un crecimiento medio para 2015-19 de sólo el 1,7%. ¿Cómo saldremos de la crisis y crearemos empleo con estos crecimientos? Me quedo con la frase del presidente: "Hemos salido de la recesión, pero no de la crisis".
Agustín del Valle, Profesor de Economía en EOI y exdirector del Servicio de Estudios del Banco Central Hispano.