Opinión

Julio Anguita: Los edenes del capital

Julio Anguita

Por enésima vez los dirigentes europeos anunciaron que iban a abordar con decisión el problema de los paraísos fiscales. Como hasta ahora con el G-20 y la propia UE el asunto ha quedado para otro día. Resulta hiriente que según los cálculos de Oxfam, organización creada para luchar contra el hambre, de los 14 billones de euros residenciados en estas zonas impunes 9,5 lo son en países de Europa.

Una de las características de estos países es que la baja o inexistente fiscalidad para los fondos extranjeros depositados en sus sedes bancarias, no lo es en absoluto para las empresas y negocios naturales del propio país. En consecuencia, se constituyen en un tipo de empresas que aportan a la economía propia; por eso es bastante difícil poner de acuerdo a tantos intereses contrapuestos.

En la reciente cumbre europea tanto Austria como Luxemburgo se han resistido a poner fin a su situación alegando que mientras Suiza, paradigma universal y consentido de este tipo de países no lo hiciera previamente, no había nada que hacer. Resulta obvio que en el caso helvético su neutralidad estricta y también el equilibrio de su sociedad ayudan a que el dinero fluya. Pero el asunto tiene un trasfondo que dificulta a los mandatarios políticos pasar a la acción consecuente.

El sacrosanto principio de la libertad de circulación de capitales defendido por el Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio entra en contradicción con los Estados nacionales que ven mermados tanto su autoridad como sus deseos de acabar con la situación, en el caso de que sean sinceros, cuestión ésta más que dudosa.

Un proyecto políticamente unido y con una única autoridad sobre el territorio afectado, puede determinar una política común sobre un ámbito común. Y por eso es tan difícil avanzar hacia esa Europa federal que constituye la única esperanza posible para la Europa de los pueblos y los ciudadanos. Sin embargo, incluso en esta situación, cada país puede hacer más de lo que parece. Pero eso sería renegar del capitalismo.

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