La reforma local que impulsa sigue siendo una ceremonia de la confusión de la que poco se sabe por las dudas que arrastra el Gobierno. El calado del proceso exige firmeza y claridad que, hasta ahora, brillan por su ausencia.
La reforma local que impulsa sigue siendo una ceremonia de la confusión de la que poco se sabe por las dudas que arrastra el Gobierno. El calado del proceso exige firmeza y claridad que, hasta ahora, brillan por su ausencia.