La austeridad se nota hasta en uno de los eventos televisivos más importantes del continente europeo. Suecia, que este año es el país elegido para celebrar Eurovisión (programa que ya ha cumplido los 58 años) ha decidido recortar su presupuesto a 15 millones, más de la mitad del utilizado el año pasado.
Los malabarismos para conseguir un precio tan bajo en un programa que ven más de 125 millones de personas van desde un escenario más pequeño a luces más tenues. Todo un espectáculo.
Y eso no es todo, pues la recesión se ha llevado por delante, además, a algunos países que antes eran asiduos. Portugal, Eslovaquia o Polonia han tenido que decirle adiós al único evento que realmente unía al viejo continente.