DILEMA VECHE (BUSCAREST)
La Iniciativa Ciudadana Europea, lanzada en 2011 tras el Tratado de Lisboa se basa en que con un millón de firmas los ciudadanos podrían participar en la política común y proponer leyes, lo cual garantizaría el pluralismo de los medios de comunicación, algo que, indudablemente, beneficia al ciudadano. Así pues, ¿cuáles son los peros que surgen de la misma? En primer lugar, es difícil "vender" una idea y recoger firmas, convencer al ciudadano, por otro lado ¿quién se encargaría de la campaña de promoción de la iniciativa? Además existe la cuestión de quiénes podrían ser los patrocinadores, más allá del gremio periodista... en definitiva es una iniciativa útil para la democracia, pero con poca cabida fuera de Internet, con pocos fondos. Un mecanismo que aún no ha calibrado Bruselas.