Aunque ya es evidente que el Gobierno no podrá cumplir el objetivo del 6,3% de déficit acordado con Bruselas, el grado de la desviación cuenta para que el desliz sea digerible para la Comisión Europea y los mercados. Por eso Mariano Rajoy anunció el miércoles que el déficit de 2012 será inferior al 7%. ¿Aprovechaba el presidente del Gobierno el debate del estado de la nación para afianzar sus resultados? En parte sí, pero el mensaje tenía un destinatario claro: las agencias de calificación -en particular, Moody's y Standard & Poor's-, que estaban sopesando la posibilidad de rebajar la nota de España a bono basura si el déficit final superaba el 7%. Los mercados sí compensan el sacrificio de reducir el déficit.