
La quiebra de Marsans ha marcado el declive de un modelo de negocio: el de los titanes del turismo. La crisis económica obliga a los touroperadores españoles a reestructurarse a marchas forzadas, puesto que el mercado español se ha convertido en una tarta demasiado pequeña para tantos actores.
La caída de las ventas y el cierre del grifo del crédito, entre otros problemas de gestión, acabó con el gigante fundado por Gerardo Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual y ha puesto contra las cuerdas a Orizonia dejando sólo en el mercado a una debilitada Globalia que va a cerrar 2012 con unas pérdidas de 38 millones de euros pese a facturar más de 2.500 millones de euros al año. El modelo de negocio vertical tal y como se ha desarrollado en España está dando signos de agotamiento en favor de las compañías especializadas.
Un ejemplo es el de Iberostar. La familia Fluxá vendió Viajes Iberia (actual Vibo Viajes) a Orizonia y se quedó sólo con los hoteles. Apostó por la internacionalización y busca nuevas oportunidades en el turismo urbano. ¿El resultado? Ha cerrado 2012 con una facturación de 1.407 millones de euros en 2012, un 10 por ciento más que en el ejercicio anterior y prevé invertir 38 millones en seguir creciendo. Otro ejemplo de especialización con agencias como Destinia o las cadenas hoteleras como Riu o Meliá que, pese a la crisis y arrastrar deudas mucho más elevadas, consiguen sortear el temporal y obtienen buenos resultados mantiendo el acceso al crédito. Por su parte, Barceló Hoteles está apostando por reforzar la rama de touroperación. Un negocio que, pese a los esfuerzos, no está dando los resultados esperados y no llega a los niveles de la rama hotelera.
Diversificación
Tanto Orizonia como Marsans y Globalia tienen o tenían intereses en el negocio de aerolíneas, hotelero, distribución mayoristas, minorista, receptivo... esta integración vertical se realizó porque es muy dificil obtener rentabilidad del negocio de la distribución vacacional y más en un mercado tan pequeño como el español, lo que unido a una crisis termina por ahogar a una compañía, sobre todo en aviación.
Orizonia, que está contra las cuerdas, ha seguido los pasos que llevó a Marsans a la quiebra. Búsqueda de un comprador (Díaz Ferrán negoció su venta a Orizonia); impago a IATA y retirada de la venta de billetes, solicitar el preconcurso de acreedores y la quiebra final. Tras el origen de la caída de Marsans está la crisis y una mala gestión de la compañía, que ha terminado con la empresa en manos de un liquidador y su fundador en la cárcel.
Si Orizonia no consigue salir adelante, el proceso de concentración y reorganización habrá dejado sólo a Globalia en el mercado. Ahora solo quedará ver cómo soluciona el problema con Air Europa.