Opinión

España es una democracia estrafalaria

La estrategia ideológica del adoctrinamiento político ha logrado dividir a la sociedad entre votantes de izquierdas y derechas, y esto le ha servido a los dos principales partidos políticos españoles para alternarse en el poder continuamente y consolidar el sistema partitocrático. Pero la sociedad civil debe tomar conciencia de la obsolescencia del concepto ideológico "izquierda y derecha", puesto que caer en el sectarismo es seguirle el juego a la casta política.

De hecho, la división ideológica de la sociedad equivale a conceder el poder permanentemente a los dos principales partidos, y una sociedad civil madura no puede alinearse ni con la izquierda ni con la derecha de forma incondicional porque son conceptos desfasados y arcaicos.

Recientemente y ante el justificadísimo, creciente e imparable rechazo social que generan los políticos en España, tanto el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, han intentado defender públicamente las bondades del sistema partitocrático o, mejor dicho, de la dictadura PP-PSOE.

Concretamente, el mensaje de ambos dirigentes se ha enfocado estratégicamente en la defensa a ultranza de un sistema corrupto que favorece a políticos, banqueros y multinacionales. Ese mismo sistema que deja desprotegidos a los ciudadanos y a los pequeños empresarios que no sean familiares o amigos de las castas anteriores.

De hecho, la presidenta de Castilla La Mancha llamó "populistas" a las personas que han osado criticar el sistema actual y la figura de los políticos, y además dijo que las alternativas políticas que pudieran poner en jaque el bipartidismo venían de "partidos estrafalarios". Sin embargo, la auténtica realidad es que millones de españoles están comenzando a considerar que el PP y el PSOE son los verdaderos partidos estrafalarios.

Y es que lo estrafalario a día de hoy es la nefasta gestión de los ERE andaluces o la trama Gurtel, por citar dos casos de corrupción entre la multitud de ejemplos existentes. Lo estrafalario es dejar a España en la quiebra y mentirle a los españoles. Lo estrafalario es subir los impuestos y recortar el gasto en sanidad y educación mientras siguen intactos los vergonzosos privilegios de los políticos.

Lo estrafalario es politizar la Justicia e impedir el acceso de los ciudadanos a la misma mediante la imposición de injustas tasas. Lo estrafalario es arruinar a las pymes, a los autónomos y a la clase media española mientras se mantiene un hipertrofiado, gigantesco e inviable estado de las autonomías, el cual no tiene otra razón de ser que servir de "mamandurria" a la casta política... Los ciudadanos podríamos plantearle estas y otras cuestiones al presidente del Gobierno, pero seguramente nos recibiría una pantalla de plasma.

El populismo del que hablaba Cospedal lo ejercen los políticos, tanto de un signo como de otro, al defender una dictadura partitocratica disfrazada de democracia. Porque hay que entender que la casta no defiende el sistema sino los privilegios que se derivan del mismo. Y el centro neurálgico de estos privilegios viene definido por el poder omnipresente de los partidos y por el mantenimiento de un megaestado autonómico que consume nuestra economía.

España se hunde a causa de un sistema que no funciona. Y si no se toman medidas urgentes encaminadas a la regeneración democrática existe un alto riesgo de estallido social, que podría comenzar cuando millones de españoles no tengan nada que perder. El problema del país es fundamentalmente político y la crisis económica es solo una consecuencia de lo anterior.

Lucio A. Muñoz es socio director de Eurogroup Human Resources.

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