LE MONDE (FRANCIA)
Se ha convertido en una tradición: los jefes de Estado y de Gobierno europeos se reúnen en una primera cumbre, marcada por los desacuerdos y el fracaso. En una segunda reunión, logran entablar los compromisos necesarios para seguir avanzando. Así se espera que sea el Consejo Europeo del 7 y 8 de febrero, en el que se prevé la aprobación del presupuesto de la UE para 2014-2020, después de un primer fracaso en otoño de 2012. Este proyecto de presupuesto es una reliquia, está dominado por los gastos agrícolas y las ayudas regionales, mientras que los proyectos de futuro se dejan a un lado. El resultado es inevitable: cada uno intenta reducir su contribución.