El Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas inglesas) es quizá el ciclo de conferencias más prestigioso que existe. Pero es, además, un negocio floreciente desde hace más de 30 años. Los gastos de personal son bajos, porque se cuenta con un ejército de becarios ávidos de codearse con la élite intelectual del planeta. Además, los conferenciantes suelen ofrecer sus servicios gratis, lo que supone un verdadero chollo: por ejemplo, el caché de Richard Branson, presidente de Virgin, ronda los 112.000 euros. Asistir a las charlas no es barato: la tarifa más sencilla son unos 37.400 euros, a los que hay que sumar más de 14.000 euros por conferencia. Los llamados socios estratégicos pagan casi 400.000 euros. Con estos datos, la rentabilidad del WEF está fuera de duda.